Sin lugar a dudas vive en el pasado. Se siente más cómodo criticando lo que se hizo mal en los gobiernos anteriores que tratando de diseñar ese futuro halagüeño que tanto prometió a los mexicanos y del que ya no se acuerda, o dejó de ser prioridad porque ahora está ocupado en justificar su inacción
ante los Carteles Delincuenciales con los que seguramente pacto en el pasado reciente. Los mexicanos nos quedamos azorados cuando una vez que había sido someido Ovidio Guzman, heredero de uno de los Cárteles más sangrientos de la historia del país y con mayor traslado de cocaína hacia los Estados Unidos.
Claro esta que el Presidente de la República es un especialista en desviar la atención de los principales problemas que enfrenta el país y que desde luego se ha negado a abordarlos, o al menos solucionarlos, quizás porque la estrategia es el empobrecimiento generalizado de los mexicanos para mantenerlos como rehenes electorales a cambio de esas dádivas que asigna a quienes decidan sumarse a su proyecto de mantenerse en el poder indefinidamente como lo han hecho los principales dictadores del Continente encabezados por el sátrapa de Nicolas Maduro, que se ha enseñoreado using citas discursivas alabando al tabasqueño.
Claro que el inquilino de Palacio Nacional tiene el derecho de hacer alegoría de esos quinientos años de resistencia indígena, que no es más que un recurso retórico porque hasta ahora de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía existen alrededor de veinticinco millones de hombres y mujeres de ascendencia indígena, lo que representa menos del veintidós por ciento de los mexicanos, que en su mayoría somos producto de la fusión entre el indigenismo y los españoles en un inicio, y posteriormente con las migraciones de hombres y mujeres que tomaron la decisión de establecerse entre nosotros.
De ahí nuestra condición de ser un país pluriétnico y pluricultural, lo que quizá le cuesta creer al señor Andres Manuel López Obrador cuya estrategia mediática está encaminada a diferenciarnos unos de otros intentando dividir esa fortaleza que durante mucho tiempo hemos construido porque en esta nuestra Patria nunca hemos hecho distingos de raza, credo o religión, y nos hemos amalgamado aspiracionalmente en conservar el orgullo de haber nacido en este país quienes así tuvieron la fortuna, y de recibir a esos hombres y mujeres que llegaron desde distintos lugares para establecerse en una nueva patria y donde se han destacado por su industriosidad.
Por si el señor Lopez Obrador no lo sabe, porque no fue un estudiante brillante ya que tardó quince años en terminar su carrera profesional, el hecho histórico que pretende disfrazar como “quinientos años de resistencia indigena” no es más que la derrota que padecieron los aztecas ante los contingentes españoles y Tlaxcaltecas, esos que también eran indígenas. Ojalá antes de abrir la boca para decir estupideces se preocupara por leer un poco de esa historia que tanto presume, y que en la mayor de las veces muestra su miserable conocimiento de nuestro pasado.
Si no le gusta la sangre criolla que corre por su venas, tiene todo el derecho de hacerse una transfusión, pero el problema es que lo que no le funciona correctamente es su capacidad de razonamiento a causa de sus profundos odios ante lo que no puede controlar. Pobre sujeto, pobre país, pobres esos mexicanos que le otorgaron el voto y que seguramente ahora están arrepentidos porque hasta ahora el señor Lopez Obrador se ha convertido en la mayor desgracia de los últimos tiempos para este país. Ignorante, pendenciero, y proclive a las estupideces. ¿Acaso será un disparate pedirle que antes de abrir la boca se ponga a leer un poco? Porque pareciera que sus odios profundos lo hacen parecer que tiene un cerebro bastante limitado. No creo que enderece el camino, porque lo que más le gusta es sentirse el principal vaso comunicante del país, aunque siga diciendo estupideces. Por cierto, debiera aprender nuestras lenguas y costumbres indígenas a ver si mejora su coeficiente intelectual. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.