Alguna vez Enrique Peña Nieto señalaría en una de sus acostumbradas disertaciones, que “el Presidente de la República no se levanta todos los días para ver como jode al país, o pensando a quien va a acusar de algo”. Creo que el señor Peña Nieto se equivocó rotundamente, porque si algo podemos señalar
en estos tiempos que estamos viviendo, es que el Presidente de la República, Andres Manuel López Obrador, tiene esa brutal capacidad de acusar a diestra y siniestra, pero también buscando la forma de como joder a este país y a sus alicaídos habitantes que impávidos observan la destrucción de una posible realidad que tanto tiempo nos llevó construir.
En el curso de su devenir histórico, esta Nación ha tenido distintas etapas, y me parece que la que estamos viviendo pudiera convertirse en un martirio de no detener las ansias totalitarias de quien encabeza la Presidencia de la República. Nunca antes un mandatario se levantaba por la mañana para lanzar acusaciones sin fundamento, y para mentirle a los mexicanos con una desfachatez que raya en el cinismo. Hasta ahora la contabilidad de las veces que ha mentido el Presidente de la República supera con facilidad la cifra de cincuenta mil ocasiones.
La mitomanía presidencial es brutal y cínica, porque lleva la finalidad de exponer a sus presuntos adversarios a la vindicta pública, al odio colectivo, sobre todo de esas masas amorfas que le creen a pie juntillas todo lo que dice y que reciben apoyos en dinero que los hacen dependientes de las dádivas institucionales sin pensar que lo único que están recibiendo es una lamentable circunstancia porque hasta ahora los procesos de la economía están a la baja, y dentro de poco tiempo no habrá sectores productivos que quieran invertir ante la incertidumbre de un gobierno que no cuenta con proyectos viables y alcanzables porque todo se circunscribe a la inventiva de quien por ahora detenta el poder.
Los gobiernos anteriores mostraban y demostraban a los mexicanos que contaban con proyectos y planes de desarrollo que pusieron en práctica y que lograron diminuir la pobreza de amplios sectores poblacionales que se vieron incluidos en esos procesos de generación de empleos, independientemente de su enlistado en los apoyos gubernamentales. Hoy, por desgracia, todo se circunscribe a los ““Programas Sociales” que solamente son una trampa electorera porque esos listados son entregados a los líderes morenistas quienes se encargan del pago de los favores a cambio de su voto.
Pero así ha sido siempre la democracia mexicana, con reglas no establecidas pero con principios y valores que le otorgaban un significado a la política. Muchos gobernantes robaron, es verdad, pero nunca de la manera tan cínica como se hace ahora, y mucho menos en las cantidades de dinero que se utiliza ahora de forma secreta. Pero insisto, lo único que hemos visto y conocido es que Andres Manuel López Obrador si se despierta pensando como joderle la vida a los mexicanos, porque no existe un documento rector que englobe las acciones gubernamentales y mida los resultados obtenidos.
Por desgracia todo se basa en las ocurrencias mañaneras, y también por desgracia tenemos un esquema gubernamental en el que los hombres y las mujeres en su mayoría no entienden ni siquiera que deben hacer porque solamente están para lo que ordene el Presidente. La titular de Educación no sabe ni siquiera leer una frase sin equivocarse, y resulta deleznable que alguien así sea quien diseñe el futuro educativo de nuestros hijos. Sin lugar a dudas Enrique Peña Nieto cometió una grave equivocación, si existe alguien que se levanta todos los días pensando como “joder” al país, y se llama Andres Manuel López Obrador. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.