Otro grotesco desplante tiránico ha protagonizado el Presidente de la República. Sin lugar a dudas la locura del poder ha llegado como invasor en la mente y conciencia de quien rige los destinos de este país. Ahora recurre a presuntos adagios para mantener los espacios de la manipulación en las
masas amorfas de sus seguidores, esas que sin capacidad de entender su lamentable realidad asumen por verdaderas sus constantes mentiras por ese odio acumulado en su discurso contra enemigos imaginarios que presuntamente han hecho mucho daño a este país, sin entender que el verdadero enemigo es quien por necesidad de implantar un régimen autoritario los manipula e ideologiza todos los días.
Andres Manuel López Obrador vuelve a enfocar sus baterías contra los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por haber realizado un fallo en favor de particulares que exigen reparaciones multimillonarias al gobierno, y como siempre, la justicia le importa un bledo sin detenerse a pensar que lo que mantiene unido a este país es la vigencia de su Estado de Derecho y la protección que este brinda tanto a particulares frente a la esfera del Estado, como la que se realiza en las controversias que se dirimen en nuestro sistema judicial. Por si no lo sabe, el derecho es un conjunto de normas coactivas que regulan las conductas humanas, incluidas las que el mismo protagoniza.
El ignorante y pérfido sujeto Presidente de la República debiera entender que desconocer la actuación de los juzgadores es inconstitucional, porque está circunscrita en la letra de la propia Carta Magna, esa que juro respetar y hacer respetar cuando asumió el cargo que le confirieron los mexicanos, y que además es parte del entramado judicial al que nos hemos sometido todos, incluido el mismo, porque así lo determina la Norma Fundamental Hipotética que es y seguirá siendo nuestro mayor valladar ante sus ansias dictatoriales.
La importancia de mantener el estado de derecho fuera del alcance de los dislates dictatoriales del inquilino de Palacio Nacional es importante para seguir otorgando vigente la viabilidad de nuestro sistema político, económico y social. Uno de los fines primarios del derecho es responder a la ineludible necesidad de un régimen estable y la eliminación de cuanto signifique arbitrariedad, esa figura que por desgracia pareciera ser la constante del hombre que se siente dueño de un país, y que podemos tener toda la seguridad de que en un futuro cercano intentará materializarlo.
Andres Manuel López Obrador ha quebrantado la ley durante toda su vida, y por desgracia nunca se le consignó ante la justicia por motivos Políticos. Y aunque no lo quieran aceptar los gobernantes anteriores, ellos tienen mucho de culpa de la etapa más negra de la antidemocracia y la tiránica discrecionalidad que estamos pasando en nuestro devenir como pueblo desde la llegada del tabasqueño a la Primera Magistratura. Ojalá entendiera que esa Constitución que juro cumplir y hacer cumplir establece la invariable autonomía de los Poderes del Estado Mexicano, y aunque no le gusten las resoluciones de la Corte, el respeto a su independencia es norma constitucional.
Sin lugar a dudas López Obrador es el peor Presidente de la República que hemos tenido en el último siglo, y no sería aventurado predecir que está recorriendo el camino de Victoriano Huerta, porque al igual que aquel ha provocado infinidad de muertes por su decisión de dejar de adquirir medicamentos para los niños con Cáncer, lo que habla de su desprecio por la vida de los demás y su carencia de piedad. Lo que quizá no entiende es que está protagonizando una de las etapas más negras de la historia de este país, y que tendrá necesariamente enfrentarse al juicio y al desprecio de esa misma historia que seguiremos escribiendo los periodistas. De eso puede tener la seguridad. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.