Sin lugar a dudas Andrés a Manuel López Obrador pasará a la historia de este país como un destructor de instituciones como lo han señalado algunos
especialistas, y para otros, un hombre carente de piedad desde que decidió abandonar a su suerte a los niños con Cáncer. Hasta ahora tenemos muchos casos que lamentar a causa de su mendicidad de no seguirles otorgando medicamentos, pero sobre todo, de negarles cualquier tipo de ayuda como si fueran objetos que se puedan desechar, simplemente porque prefirió gastar el dinero en sus programas clientelares para incrementar la base social de su movimiento.
A tres años de haber tomado posesión de la Presidencia de la República, es palpable el fracaso de su proyecto porque cada día se acumulan más los rezagos, y seguramente a la hora de rendir cuentas buscara echar mano de esas constantes mentiras que ha vertido en estos tres años, y a través de las que ha montado un enorme engaño a los mexicanos. Pero como dicen por ahí, no hay mal que dure cien años, ni pueblo que los aguante, porque el juicio de la historia será bastante severo con él y sus principales operadores políticos.
Como ha sido su costumbre, ahora le dio por denostar a la Organización Mundial de la Salud por la serie de trámites que hay que solventar en torno a las vacunas contra el coronavirus, como si fuera un especialista en la materia. Ha sido el propio Director General, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien lo invitara a enviar expertos de este país a la OMS para que conozcan de primera mano el proceso de inclusión de una vacuna en el listado de uso de emergencia. También le señaló al Presidente Mexicano que las decisiones de la OMS se basan en datos, pruebas y principios y nada más, y que las recomendaciones finales vienen de los expertos.
Desconozco si el señor Presidente de la República haya tomado un curso acerca de lo que está padeciendo el mundo en torno a la pandemia del Coronavirus, porque cuando recomendó a los mexicanos en una de sus mañaneras que nos abrazáramos porque no pasaba nada, provocó innumerables muertes entre quienes le creyeron. Y eso habla de la irresponsabilidad de un hombre que debiera pensar primero en conducir el destino de los mexicanos manteniéndolos informándolos de lo que se tiene que hacer para evitar un mayor número de muertos, pero también de que quien lo asesora no es más que un presunto idiota que de científico tiene lo que el Mandatario de honesto.
Pero también desde la Organización Mundial de la Salud le dieron una cátedra de decencia porque Tedros Adhanom Ghebreyesus le corrió la cortesía de pedirle que enviara a sus expertos para que conozcan los procedimientos para la autorización de las vacunas contra el COVID y lo discutan. Pero también le advirtió que la recomendación sobre las vacunas proviene de expertos calificados, apoyados en la evidencia y la ciencia, y no en un atril mañanero carente de conocimiento y con una alta carga de estupideces por su ignorancia de lo que ocurre en el mundo.
Todavía recuerdo con rabia aquella vez que aconsejo a los mexicanos de todas las latitudes que nos abrazáramos porque no pasaba nada, y a la fecha tenemos que lamentar la vida de más de trescientos cincuenta mil mexicanos que le creyeron y que en el pecado llevaron la penitencia porque murieron. Y esa circunstancia convierte al Presidente de la República en un homicida pasivo, y una vez que deje el encargo no faltará quien lo incrimine por su irresponsabilidad. Es más, con todo lo que ha hecho, lo que ha destruido, y lo que se ha robado, puede ser el primer Presidente de la República en visitar la cárcel si es que en este país existe la justicia. Si de algo podemos tener la seguridad, es de que muchos buscarán cobrarle los agravios. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.