Sin lugar a dudas la mayoria de los hombres y mujeres que se dedican a las tareas públicas tienen por interés el enriquecimiento fácil, expedito y generoso.
Y esta circunstancia es la característica más acusada del sistema político mexicano, y aunque muchos los quieran o pretendan justificar, lo cierto es que todos los políticos de este país están cortados con la misma tijera, incluyendo a quienes ahora se dicen impolutos y todos los días nos enteramos que son peores que aquellos a los que denostaron para alcanzar el poder.
Andrés Manuel López Obrador enveneno tantas veces a los mexicanos con sus disertaciones y sus acusaciones a quienes detentaban el poder, y siempre se asumió como el más impoluto de los políticos de este país, que nos convenció, le creímos que era diferente y nunca le exigimos una rendición de cuentas acerca del dinero que cínicamente gastaba en su periplo por todas las regiones, estados y municipios de este país. Y lo señalo porque organizar una concentración cuesta, al menos el pasaje de los asistentes, y mucho más si se les tiene que dar una cuota para el transporte, y el costo de los camiones para los más alejados.
López Obrador siempre dispuso de grandes cantidades de dinero para realizar sus recorridos, y para que su llegada a los distintos poblados de la geografía mexicana contara con plazas repletas de gente para escuchar sus encendidos discursos cargados de odio para quienes detentaban el poder. Habrá que señalar que sigue haciendo lo mismo, porque siempre ha sido proclive a la inspiración que le otorgan las plazas públicas del país, y no dejará de hacerlo porque no sabe diferenciar al estadista del activista.
El Presidente de la República no ha entendido que un Jefe de Estado que miente no es más que un facineroso del poder, y lo seguirá haciendo porque disfruta de su papel de haberse convertido en un delincuente habitual y se encarga el mismo de realizar el trabajo sucio porque lo disfruta otorgándole al hecho un viso de venganza por la forma en que lo rechazaron los mexicanos durante dos veces en su incursión para alcanzar la Presidencia de la República. Hasta ahora lo único que hemos observado los mexicanos es una mendicidad y un odio feroz contra aquellos que no comulgamos con su forma de hacer política y ahora de encabezar al Estado Mexicano.
Delfina Gómez es Secretaria de Educación por un capricho personal de Andrés Manuel López Obrador para que los mexicanos entendamos quién manda. Si la señora no sabe siquiera leer bien un texto, no importa, porque la calidad en la educación es lo que menos quiere el Presidente, ya que prefiere un pueblo inculto que no reclame, que una sociedad preparada para alcanzar mayores estadios de bienestar. Así de simple la ecuación mental de quien por desgracia, y lo digo con mucha responsabilidad, ahora encabeza el Poder Ejecutivo.
Delfina Gómez es una estúpida que no sabe diferenciar la "O" por lo redondo, porque ni siquiera sabe leer y lo ha demostrado públicamente. Pero ella será los siguientes tres años quien encabece la formación de los mexicanos del futuro y dispondrá de nuestro dinero para los caprichos del Presidente. López Obrador no conoce la piedad, y sigue mancillando a esa sociedad que lo rechazó dos veces para que alcanzara el poder. La venganza es su mejor perfil, aunque diga lo contrario. El rencor es su arma preferida, porque lo siembra todos los días y todo el tiempo.
Pero el se ira en tres años más, y nosotros seguiremos construyendo ese México que han pretendido arrebatarnos. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.