No Mentir, No Robar, No Traicionar

Sin lugar a dudas el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, es un hombre singular, leal, emprendedor, sabio, honesto, eficiente, probo,

impoluto, pero sobre todo, un mandatario tan leal como nunca tuvimos en este país. Desde luego que su formación profesional le ayuda en mucho. Porque fue un estudiante tan dedicado en las aulas de la Universidad Nacional Autónoma de México, que se quedó un tiempo más para aprender mejor y aprovechar a los sabios maestros con que cuanta la Máxima Casa de Estudios.

Fueron largos catorce años en los que abrevó de la inmensa sabiduría de los maestros con que cuenta nuestra ““Alma Mater”, y tenemos que señalar que lo hizo con gusto, porque siempre ha sido su mayor anhelo parecerse a los hombres sabios que supieron aportar sus conocimientos a este país. De ahí su gusto por la cátedra, por escuchar a los maestros muchas veces, por aprender más que los demás, porque habrá que decir que quien se queda quince años en una carrera es que lo hace porque tiene hambre de conocimiento, de sabiduría, de experiencia, de vivencias y del enorme gusto que le daba pertenecer tanto tiempo a la UNAM.

Hasta ahora el impoluto mandatario ha dado muestras de conocer profundamente los vericuetos de los de los prolegómenos del aprendizaje, de la forma en que se expresan los fundamentos de las materias, las acciones y los acontecimientos que suceden justo antes de que están a la vista de los hechos. Para decirlo más claro, Andrés Manuel López Obrador es un hombre sobredotado, y eso quiere decir que está muy por encima de los demás, sobre todo de aquellos que incluso pretendieron enseñarle cuando él ya lo sabía.

En esos años fue cuando comenzó a meditar acerca de los principios que normarían su ejercicio en la profesión pública que se abrazaron, porque también entendió que estaba destinado a ser un ser humano único, de una dimensión como no la ha habido antes en este país. Así se forman los grandes hombres, aquellos que dejan huella en los pueblos y entre su gente, esos sobredotados como el, que deciden el destino de los demás, porque son elegidos para engrandecer al género humano. ““No mentir, no robar, y no traicionar” es la mejor medicina para evitar contagiarse del coronavirus. Ese ha sido uno de sus mayores consejos para los mexicanos, pero nunca falta quien seguramente lo quiere dañar, quien lo pretende evidenciar, quien busque que le vaya mal para que le vaya mal a los mexicanos.

Así es la mendicidad humana, y sobre todo la antropofágia política. Andrés Manuel Lopez Obrador nunca ha mentido, nunca ha robado, y nunca ha traicionado, por eso tiene cara para hablar de lo que él quiera en sus disertaciones mañaneras. Lo que los mexicanos esperamos ahora del impoluto Mandatario es que nos explique porque le dio coronavirus por segunda vez, si el había señalado que no mentir, no robar y no traicionar eran las tres condiciones para que no nos infectáramos en esta lamentable pandemia. Pero ya sabe usted como son los virus, siempre tratan de dañar a los demás, y en esta ocasión se han empeñado en colocar piedras en el camino de nuestro honesto y eficiente Mandatario.

El nunca ha robado, nunca ha mentido, y nunca ha traicionado. Nunca ha robado porque las enormes fortunas que ha gastado son ““aportaciones a la causa”. Nunca ha mentido porque de su boca solamente salen verdades aunque parezcan mentiras. Nunca ha traicionado a nadie, ni a los mexicanos porque ellos sabían de qué calaña era quien ahora rige sus destinos. Para decirlo más claro, sus disertaciones mañaneras no cuentan porque no está en campaña, el dinero es de los mexicanos pero tiene permisibilidad para hacer con el lo que considere conveniente para los propios mexicanos. El único pecado es que ha traicionado a este país, pero al cabo del tiempo se olvida y deja de doler. Al Tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septién. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.