Bien dicen por ahí que el alumno supera al maestro, y en ocasiones resulta cierto, aunque en esta ocasión sea una brillante alumna como el maestro la ha
definido. Claudia Sheimbaun ha comenzado a mostrar el rostro que la caracterizaría en el improbable caso de que llegue a la Presidencia de la República. Pero mientras tanto comienza a mostrar ese feroz rostro mancillado por las arrugas que seguramente utilizará cotidianamente para seguir los pasos del inquilino de Palacio Nacional si este no logra su propósito de romper con la disposición Constitucional de la No Reelección.
Por lo pronto la Diputada América Rangel calificó de “artimañas jurídicas” la sanción en su contra aplicada por el Instituto Electoral de la Ciudad de México, que por cierto sus integrantes se han acostumbrado a obedecer las instrucciones que “respetuosamente” se les brindan desde el despacho de la poderosa Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Habrá que señalar que ““Doña Arrugas”, perdón, doña Claudia Sheimbaun, se siente al igual que su jefe la encarnación de la justicia, de la probidad y de la pulcritud, pero también de la mendicidad y de la desfachatez.
Claudia Sheimbaun denunció a América Rangel ante el Instituto Electoral de la Ciudad de México por violencia de género ya que no le gustan las críticas. Y lo peor es que los integrantes del Instituto le dieron la razón sin detenerse a pensar que la propia Constitución señala que los representantes populares no podrán ser imputados. Habrá que señalarle a los juzgadores y a la propia y arrugada Señora Sheimbaun, que los diputados pueden expresarse de manera libre en su actividad parlamentaria, en sus escritos, y en lo que señalan en tribuna. Pero eso le valió a los integrantes del Instituto Electoral de la Ciudad de México, y dese ahora sabemos que están a la orden de ““doña arrugas”, perdón, Claudia Sheimbaun.
Habra que señalarle a ““La Virreina Alteza Serenisima” Doña Claudia Sheimbaun de Imaz, que la inviolabilidad parlamentaria se refiere a la prerrogativa personal de los legisladores para expresarse en su actividad parlamentaria con plena libertad a fin de que en sus intervenciones, escritos y votos, como legisladores, no estén sujetos a censura o posible persecución penal. Esta garantía protege a estos de posibles delitos de honor (injuria, calumnia, difamación) que pudieran adjudicárseles por la expresión de sus ideas.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es expresa cuando señala que las palabras de los legisladores son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos y jamás podrán ser reconvenidos por ellos”. Claro esta que eso le viene valiendo un soberano cacahuate a quien desde ahora muestra el arrugado rostro que tendrá encima este pais en el improbable caso de que la señora Sheimbaun sea la candidata del Movimiento de Regeneración Nacional a la Presidencia de la República como lo ha señalado Andrés Manuel López Obrador.
La tiranía en todo su esplendor, y eso que todavía está vigente la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. De tal palo tal astilla dice el refrán popular, y desde ahora Claudia Sheimbaun se siente “Virreyna” por habitar uno de los Palacios del Zócalo Capitalino sin pensar que cuando deje ese encargo podrá ser juzgada por la diversidad de delitos que ha cometido, incluido el derrumbe del Colegio Rebsamen que causó la muerte de 19 niños y 7 adultos, porque ella fue quien entregó la manifestación de obra, y se dice por ahí que hubo una buena cantidad de dinero de por medio. Claro esta que se les hizo costumbre, pero nada es eterno, y los mexicanos tendremos la oportunidad de reivindicarnos en la siguiente elección. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.