Muchas veces nos entrampamos en la toma de decisiones a causa de que pretendemos que las cosas salgan de acuerdo a lo que nosotros concebimos
como una solución, y que al final de todo lo único que conseguimos es creer que las cosas se resolvieron cuando la realidad indica lo contrario. No es fácil tomar decisiones que nos perfilen en esa búsqueda de circunstancias favorables, pero de una u otra forma las cosas tienen que hacerse para lograr la obtención de un resultado acorde a la finalidad que concebimos y buscamos.
En la circunstancia que estamos viviendo muchos elementos de las estructuras gubernamentales han pasado a ser simples observadores de la toma de decisiones porque los han relegado y los mantienen en la zozobra de no saber en que momento prescindirán de ellos, y por desgracia esa inseguridad está diseminada en la mayor parte de esos hombres y mujeres que desde hace años han desempeñado funciones de forma efectiva, y que ahora padecen los agobios de no saber qué pasará al siguiente día.
El mejor elemento para describir esa lamentable circunstancia es la mendicidad con la que se han conducido los miembros de la mal llamada Cuarta Transformación a causa de ese adoctrinamiento en el sentido de qué hay que terminar con el pasado para construir un nuevo futuro en el que todo sea producto del mandato de quien encabeza el gobierno en el país. De lo que se trata es de que toda la burocracia camine en un solo sentido aunque la productividad deje de ser efectiva, porque vale más la obediencia que la lealtad.
A los principales miembros de la mal llamada Cuarta transformación se les ha asignado la nada honrosa tarea de tratar de que los burócratas sean despedidos para entronizar a los adeptos que se les prometieron un salario seguro cuando se tuviera el control de las estructuras gubernamentales, y hasta ahora van viento en popa tratando de encontrar elementos de incriminación para despojarlos de las plazas que han ocupado en las diversas dependencias de la Administración Publica Federal.
De lo que se trata en consecuencia es la formación de un ejército de hombres y mujeres leales a la mal llamada Cuarta Transformación que trascienda el mandato de Andrés Manuel López Obrador para generar convulsiones futuras en cada dependencia para evitar que sean revisadas aquellas áreas en donde el dinero ha fluido para desviarlo a los fines de concentración en una bolsa de la que podrá disponer en el futuro quien por ahora detenta el poder. Para decirlo más claro, están escondiendo enormes cantidades de dinero para el activismo del Movimiento de Regeneración Nacional cuando se solicite la permanencia del Presidente en el poder.
El libreto ideado por el finado Hugo Chávez sigue viento en popa en este país. Todavía tendremos que padecer algunos años antes de regresar a esa institucionalidad de la que renegábamos y que ahora ha desaparecido. Hoy el dinero público ya no es de los mexicanos, está a la disposición de las ocurrencias del inquilino de Palacio Nacional, que dispone de enormes cantidades de millones de pesos para satisfacer sus constantes ocurrencias sin que exista alguien que lo alerte del brutal desvío de recursos públicos que hasta ahora ha instrumentado. Lo mejor que le podría ocurrir a este país es que en la elección presidencial venidera pierda el Movimiento de Regeneración Nacional y volvamos a la normalidad. Pero también que quienes hayan cometido excesos paguen sus culpas con cárcel. Mexico no se merece lo que le está ocurriendo. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.