Las pillerías discrecionales del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador se han multiplicado en las últimas semanas de manera cínica y
descarada. Desconozco si el señor López piense que los bienes de los mexicanos son parte de su propiedad, porque hasta ahora propone y dispone como le viene en gana el presupuesto que ha sido etiquetado por los integrantes del Congreso de la Unión y quienes debieran estar al pendiente de la forma en que se gasta y las cantidades de que se disponen de manera discrecional.
Habrá que decirlo con todas sus letras, porque el señor López Obrador debiera entender que quien dispone de los fondos públicos están obligados a la rendición de cuentas no tan solo a los integrantes del Congreso, sino a los mexicanos en general que hasta ahora han sido ignorados por esa persistencia de tomar decisiones personalistas como si él fuera dueño del país y los mexicanos parte de sus propiedades. Por desgracia, este gobierno es hasta ahora mucho más lesivo que los anteriores, y la discrecionalidad debe ser sancionada de inmediato por la Auditoría Superior de la Federación.
Por lo pronto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha eliminado el control que el Presidente piensa que puede ejercer de manera voluntarista con los ahorros que se realizan en la Administración que encabeza con su cantaleta de la austeridad. Hasta ahora esa es una estratagema que ha utilizado para disfrazar de ahorros una enorme cantidad de dinero que suponía utilizar para seguir manteniendo su proyecto de entrega de dinero para la cloración de votos en uno de los momentos más álgidos de su gobierno y la pérdida de esa popularidad en la que ha basado sus decisiones.
Ha sido el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación quien ha tenido que enmendarle la plana al Mandatario, lo que quiere decir que los Ministros no están de acuerdo con la forma en que emplea los fondos públicos para allegarse de nuevos militantes del partido que lo llevó al poder, pero sobre todo usar de acuerdo a su personalísima voluntad los caudales públicos que pertenecen a los mexicanos, porque ellos son quienes tributan y quienes mantienen los proyectos y programas de bienestar y comodidad que en correspondencia debieran recibir.
Ha sido el hasta ahora valiente Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por mayoría de nueve Ministros que votaron a favor de la propuesta presentada por Norma Lucía Piña Hernández, quien expuso con claridad que esa pretendida facultad asignada al Ejecutivo coloca a los diputados como simples y obedientes corderos que están ahí para satisfacer las ansias del hombre que todo lo dispone de acuerdo a su propia voluntad y a sus intereses de alzarse con el control de todas las instituciones del Estado Mexicano.
Andrés Manuel López Obrador sigue siendo el mismo facineroso que antaño amenazaba a los gobernadores del país par que el entregaran diversas cantidades de dinero. Esa democracia a la que tanto vituperó es ahora la que se tiene que imponer, que ya muchos destrozos ha causado con sus alucinaciones de iluminado al realizar una costosa obra con el llamado Tren Maya, causando el destrozo de más de dos millones de árboles que han tumbado de la selva en la Península de Yucatán porque se le legó la gana. Ojalá entienda que no es dueño del país, porque México es de todos los mexicanos. Bien por los Ministros de la Corte, ya era hora. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.