Se dice que lo macabro tiene una relación con el aspecto y más repulsivo de la muerte. La idea de macabro suele emplearse con referencia a aquello que
resulta tenebroso o lúgubre. Las obras artísticas y literarias sobre el tema se caracterizan por una atmósfera lúgubre y con relación a la muerte, es decir, que estamos frente a algo sombrío. Y por desgracia, esa circunstancia pareciera ser el sello distintivo del gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador, y quien poco le ha interesado los más de ciento veinte mil muertes violentas que van en su sexenio, y que hasta ahora la tendencia es que la muerte se convertirá en su sello distintivo.
Aunque no le gusta hablar sobre el tema de la violencia en todos los rincones del país, nunca antes la circunstancia llegó a superar los más de ciento veinte mil asesinatos, y Andrés Manuel López Obrador lleva más de ciento veinte mil de ellos anotados en su sexenio. Para decirlo más claro y que los mexicanos entiendan la gravedad esta circunstancia inédita que estamos viviendo, es que ese número de ciento veinte mil muertes se presentó durante todo el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, y al paso que va López Obrador, seguramente llegaremos fácilmente a los doscientos mil.
Cuando un periodista extranjero cuestionó al Presidente de la República, de inmediato cambió su semblante y mostró su enorme enojo, señalándole que en este sexenio no hay impunidad, y que si él opinaba lo contrario, tendría que probárselo. Señor Presidente Andrés Manuel López Obrador, desde esta sencilla tribuna lo acusó de ser un homicida pasivo porque le quito sus medicamentos a los niños con Cáncer, y aunque tenga usted el alma más negra que haya existido jamás, esas muertes tienen que señalarle a los mexicanos su vileza y su estúpida concepción del bien y el mal.
Usted ha pretendido escudarse en su estúpida concepción de que la mejor política para combatir al crimen son los abrazos y no los balazos, lo que muestra esta peculiaridad de la que todos afirmamos que usted tiene putrefacto el cerebro, y llena de estiércol la cabeza. Solamente un estúpido puede pensar así, y usted lo es sin lugar a dudas. Las muestras de desprecio a los mexicanos, y esa mendiga complicidad que tiene con los criminales, serán suficientes para meterlo muchos años a la cárcel porque la justicia lo alcanzará inexorablemente.
Para decirlo más claro, la muerte de su hermano fue un acto cargado de odio, y los hechos demostraron que usted asesinó a su familiar más cercano, lo que habla de su distorsionada concepción entre el bien y el mal. Recibir en Palacio Nacional a los representantes del crimen organizado, es una circunstancia que lo retrata como uno de ellos, es decir que usted los tolera y los protege porque ellos fueron los que realizaron el trabajo sucio amedrentando a los mexicanos para que votaran por usted.
Hasta ahora ha sido un asesino pasivo, pero recuerde que en su pasado existen evidencias del odio que siempre ha tenido por los demás, aunque sean familiares. Si tanto odio aúno de sus hermanos, que podremos esperar nosotros de un sujeto que recibe en Palacio Nacional a los miembros de las bandas más peligrosas del país, y mantiene en sus instalaciones a extranjeros españoles que antaño causaron muchas muertes en su país de origen con su pretendida lucha separatista. Para decirlo más claro, es usted un asesino serial desde que decidió no comprar medicamentos para los niños con cáncer, y ese es un delito de lesa humanidad. Si en este país existe la justicia, la cárcel será su siguiente destino. Al tiempo.
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Lic. En Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por el Instituto Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.