Con Sansón a las patadas

Primero anduvo muy engallado, después muy soberbio, posteriormente lo llamaron y todo termino. Así de simple la circunstancia que vivió

el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, durante su visita a Estados Unidos, y su regreso con un fuerte descalabro porque pareciera que “le leyeron la cartilla” como se dice en el argot popular. ¿Qué le dijeron? Hasta ahora no ha salido a hacer una explicación del suceso, pero creo que se le quitaron las enormes ganas que tenía de demoler la Estatua de la Libertad.

Bien dicen que la soberbia es la madre de las derrotas, y el Presidente de la República hizo gala de esa soberbia que lo caracteriza cuando se siente fortalecido y piensa que tiene la sartén por el mango como se dice en el argot popular, pero al parecer está vez “le salió cola” como se dice en el argot popular para señalar que alguien perdió a causa de su soberbia. Hay quienes afirman que “le leyeron la cartilla” y que le mostraron documentos que lo incriminan directamente por su cercanía con las diversas organizaciones delictivas que tienen el control de la mayor parte del país, principalmente el Cartel de Jalisco Nueva Generación que fue fundamental para ganar las elecciones pasadas.

Por principio de cuentas no le dieron tratamiento de Jefe de Estado, simplemente lo confinaron en un sillón donde tuvo que hacer antesala hasta que Joe Biden se tomó su tiempo para platicar con el. No fue recibido en el Salón Oval, simplemente lo abordó en la sala de espera y se dedicó a darle pormenores de diversas acusaciones que tienen las agencias estadounidenses que lo incriminan tanto a él como a sus hijos, que se han dedicado a amasar una inmensa fortuna al amparo del poder.

Vaya, para decirlo más claro, no fue un encuentro diplomático, fue un dramático momento en el que seguramente le temblaron las piernas cuando le señalaron que tienen evidencia de sus ligas con algunas de las organizaciones delictivas que hasta ahora siguen manteniendo presencia en diversas partes del país, pero sobre todo según señalan las filtraciones que se han hecho en diversos medios de comunicación, de la activa participación de sus hijos como recipiendarios de las grandes cantidades de dinero que se entregan a cambio de protección.

En lo personal me cuesta trabajo concebir que el Presidente de la República haya establecido ligas con las distintas bandas del crimen organizado para alcanzar su más preciado anhelo, y que no era otra cosa que la obtención de grandes cantidades de dinero y control territorial para alzarse con el triunfo durante la elección presidencial pasada, evidencias que le fueron presentadas por el mandatario norteamericano y con las que amenazo con hacerlas públicas y poner en funcionamiento la maquinaria de la DEA para enjuiciarlo.

Lo que tanto se mencionó hoy está en entredicho por la forma en que fue cuestionado por el gobierno norteamericano y la severa advertencia que el propio Biden le comunicó. Y desde luego que esta circunstancia mermará su popularidad y lo colocará como un posible reo de alta peligrosidad para los Estados Unidos. Sin lugar a dudas, sus aires de grandeza y la soberbia que lo caracteriza lo llevaron a pensar que podría manipular la relación bilateral a su antojo, pero por desgracia para este país y los mexicanos de todas las latitudes, la estela de actos delictivos y su cercanía con las organizaciones delincuenciales lo pueden llevar al desastre y a los mexicanos a una de las crisis más grandes de nuestra historia. Al tiempo.

Vladimir.Galeana @gmail.com

Lic. En Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por el Instituto Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.