Para cuando esto se publique sabremos si en la UNAM la ética y honestidad son irrelevantes. El asunto es, porque la terna que presentó el rector,
Enrique Graue, en términos éticos, no se apega a la verdad, toda vez que dos miembros de la terna no tienen el grado de Doctor, alguien, primero le mintió al Rector ostentándose con el grado académico de Doctor – sin serlo – y alguien cercano al rector encargado de apoyarle a revisar los documentos de los candidatos, no revisó, o si revisó intencionalmente le pasaron una bola baja al Rector, pues la terna que envió a la Junta de Gobierno de la UNAM iba con el precedente de “Doctor” pero dos de ellos no cuentan con el grado. La lista en orden alfabético fue la siguiente: Doctor César Astudillo Reyes; Doctor Edgar Corzo Sosa y Doctora Mónica González Contró, en el registro de profesiones de la SEP encargada de otorgar el registro con el número de cedula profesional, los varones integrantes de la terna no tienen el grado de Doctor. Tener grado de doctor no es requisito para ocupar el cargo de director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, pero el prestigio de ese instituto a nivel nacional e internacional no puede exponerse nuevamente a la vergüenza de que el director no tenga Doctorado y firme como Doctor sin contar con la cedula profesional, requisito de acuerdo con las leyes mexicanas y que el director actual durante todos esos años no cuenta con la cedula profesional correspondiente. Pareciera que los investigadores y los miembros de la junta de gobierno aceptan que esta irregularidad se dé en la máxima casa de estudios, que en el fondo es un tema ético y de honestidad profesional.
Pero además del tema de las cédulas hay un tema aún más trascendente. Acaso la UNAM teniendo a la Facultad de Derecho, reconocida entre las mejores escuelas de Derecho del Mundo que dirige Raúl Contreras Bustamante y habiendo distinguidas egresadas con el grado de Doctor y juristas varones también con el prestigio y doctorado real, lo que acredita que los egresados tiene los merecimientos para ocupar ese cargo, pero por alguna razón inexplicable, el rector de la máxima casa de estudios, considera que nadie que cuente con el grado de Doctor y egresado de la UNAM merece ocupar la dirección del Instituto de Investigaciones Jurídicas, la lista de egresadas y egresados es muy larga, capaces, competentes y con los grados y méritos académicos los hay. Pero qué obligó al rector a no tomar en cuenta a sus egresados, qué obliga a la Junta de gobierno a no pronunciarse por ninguno y desdeñar a los egresados.
Tendrá que ver esto, con el tema de la sucesión, del relevo en la rectoría y pretenden impulsar a alguien que no sea egresado de la UNAM para regir sus destinos. El tema resulta más preocupante, cuando en la Secretaría de Educación Pública, despacha hoy un personaje cuyo mayor mérito es ser cercana al presidente, sin más merecimientos que servirle fielmente durante los últimos veinte años.
Qué pueden esperar los universitarios, que un egresado de la Universidad Benito Juárez, creada por la 4T se postule para rector y la junta de gobierno complacientemente con presidente Andrés Manuel López Obrador, nombre al titular de la rectoría a modo de la 4T, poniendo en riesgo la autonomía universitaria, cuando Sheinbaum tiene un pie puesto en la UNAM con vistas a controlarla, después de lo que pasa en el IIJ, quién podría oponerse.
Vladimir Galeana Solórzano
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.