El senado mexicano ha sido cuestionado por la decisión de modificar cuatro leyes para que la Guardia Nacional pase a manos de
la Secretaría de la Defensa Nacional. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha solicitado la reconsideración del Senado Mexicano y alerta sobre la militarización de las tareas de seguridad pública y su fin ion en el recrudecimiento de la violencia y la impunidad. Para decirlo más claro, las modificaciones tendrían en todo caso que apegarse a los compromisos internacionales de derechos humanos.
Por desgracia la Camara de Senadores aprobó en lo general y en lo particular el dictamen correspondiente para que el Presidente de la Republica realice su publicación en el Diario Oficial de la Federación, sellando así un negro destino al que se condena a los mexicanos a que sean los militares los protagonistas del combate a la delincuencia, y con ello sentar un precedente del que seguramente nos arrepentiremos en el corto plazo por los excesos que ya tuvimos que soportar cuando Felipe Calderón sacó el Ejercito a las calles para combatir la inseguridad pública.
Ahora habrá que esperar para conocer que piensa el Presidente de la República ante la manifiesta preocupación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por el sometimiento de la Guardia Nacional al control operativo y administrativo de la Secretaría de la Defensa Nacional, pero también habremos de señalar que ese ha sido el camino de los regímenes populistas del Continente para alzarse con el poder totalitario e imponer gobiernos dictatoriales, esos que tanto le gustan al Presidente de la República.
Dicha comisión ha enviado un exhorto al gobierno mexicano para que reconsidere la decisión, pero conociendo el talante intransigente de Andrés Manuel Lopez Obrador, lo previsible es que haya una feroz negativa para dar marcha atrás a una circunstancia con la que pretende avanzar para militarizar al poder civil y alzarse con el control total del país como lo han hecho los principales líderes populistas del hemisferio, que hasta ahora han venido destrozando no tan solo a la sociedad civil, sino a los países que gobiernan.
Hasta ahora Andres Manuel Lopez Obrador ha hecho todo lo que negó que ocurriría en diversas ocasiones en sus disertaciones para alcanzar la Presidencia de la República, y ha decidido transitar en el último tercio de su mandato hacia un cambio de paradigmas que violentarían el estado democrático que los mexicanos hemos construido desde hace varias décadas, y que no debemos por ninguna circunstancia permitirlo porque el siguiente paso sería el establecimiento de una feroz dictadura como las del Cono Sur del Continente. Ese ha sido el temor manifestado por la Organización de las Naciones Unidas.
Negros nubarrones se avizoran en el futuro inmediato de esta nación, y al Presidente de la República le urge concretar su proyecto de permanencia en el poder como lo han hecho la mayor parte de los mandatarios del Continente. De ahí su cercanía con Díaz Canel que ha sido su principal consejero de cabecera para alcanzar a instaurar la dictadura en México. ¿Creo que este país todavía cuenta con ciudadanos dispuestos a evitarlo, pero sabrán los demás el engaño que López Obrador ha venido montando para alzarse con el control del país? Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.