Sin lugar a duda la egolatría del presidente de la República, Andres Manuel López Obrador, es muy grande, y eso es producto de esa historia
que el mismo ha construido de acuerdo con su visión de país, y la forma en que concibe al mundo. Esa circunstancia, sin temor a equivocarme, le seguirá creando una fama de populista autoritario, porque sus decisiones no van de acuerdo con lo que el país requiere, sino, a los caprichos a los que se ha acostumbrado cuando de colocar su voluntad por encima de los demás se trate, aunque con ello el país es quien salga perdiendo.
El mejor ejemplo de ello son los grupos de presuntos médicos cubanos que no cuentan con la especialización que se ha dicho desde la esfera gubernamental, y que solamente son una caterva de aventureros políticos que vienen con la misión específica de apoyar las ansias de permanencia en el poder del Presidente de la República, Andres Manuel Lopez Obrador, quien en los dos últimos años de su mandato intentará todo lo que esté a su alcance para buscar modificar la Constitución y permanecer en el poder como lo han ensayado los populistas del Continente.
Ahora nos enteramos que dichos médicos no son más que militares que no cuentan con especialización medica alguna, pero que son miembros de los servicios de inteligencia de Cuba, y eso habla de la perfidia del encargado de la Presidencia de la República que está haciendo todo lo posible por asegurar su permanencia en el poder, extendiendo su mandato otro periodo más mendicante una mascarada en la que realizará una consulta para que los mexicanos decidamos si se le permite colocarse nuevamente como candidato a la Presidencia de la República.
Andrés Manuel Lopez Obrador está jugando con fuego, y poco le importan las consecuencias porque piensa que la mayor parte de los mexicanos estaría dispuesta a refrendar su liderazgo y por supuesto que siga detentando el poder al costo que sea necesario. Poco le importan las vidas que esta ambición personal pudiera cobrar, porque de acuerdo con su forma de concebir el poder los daños serían menores cuando los beneficios de su permanencia en el poder serán parte de esa hazaña de recomponer el destino del país.
Habrá que señalar ante esta intentona de imponer una dictadura en el país no es nueva, así lo ha concebido siempre, aunque el mismo se diga que es un demócrata. Para decirlo más claro, el autoritarismo está a la vuelta de la esquina si los mexicanos permitimos que se ensaye una consulta para definir si él puede volver a participar buscando su propia reelección, con lo que estaríamos condenando a los mexicanos del futuro al más obscuro de los destinos y quizá a una de las más feroces dictaduras como lo han hecho sus principales amigos como Mario Díaz Canel, quien detentará el poder en cuba de manera indefinida.
Los mexicanos no podemos soslayar el peligro de la intentona comunista que se ha venido asentando en el hemisferio. Y lo único que puede salvar a este país es ese nivel cultural que hemos desarrollado en los últimos cincuenta años, que nos permitirá diferenciar entre lo bueno y lo malo, entre la democracia y la autocracia, y entre mantener vigente un régimen que, aunque imperfecto nos ha permitido transitar en la democracia los últimos ochenta años. De cualquier forma, el peligro estará ahí. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.