Sin lugar a duda el peor dirigente del otrora poderoso Partido Revolucionario Institucional es sin duda Alejandro Moreno,
a quien muchos se refieren por “Alito”, mostrando su aversión por la pequeñez de su liderazgo y la forma en que hasta ahora ha intentado convertir al otrora poderoso partido en un apéndice del Movimiento de Regeneración Nacional, ya que ha estado haciendo hasta lo imposible con tal de acercarse al presidente de la República para mostrar y demostrar que puede llegar a las ligas mayores.
Así lo que piensa el dirigente tricolor a quien poco le importa hacer el ridículo con tal de sentirse importante en el esquema gubernamental actual, aunque el propio presidente de la República lo denuesta cada vez que necesita culpar a los de enfrente por sus constantes fracasos. Para decirlo más claro, si Alejandro Moreno quiere convertirse en el hazmerreír de la política mexicana va por buen camino, porque debiera considerar que andar de arrastrado con el mandatario que más ha lanzado denuestos al tricolor, no es más que un acto de un sinvergüenza.
Lo que no entiende Alejandro Moreno es que la Clase Media en este país es mayoritaria. Hasta ahora se contabilizan a más de cuarenta millones de personas en la pobreza, y ese es el principal objetivo de Andrés Manuel Lopez Obrador para mantenerlos en las listas de los programas sociales, y ese no es el propósito que se enuncia en la declaración de principios y el programa de acción del otrora partidazo, por lo que el señor Alejandro Moreno debiera dejar de ser el tapete preferido del Presidente y dedicarse a construir una oposición firme que haga contrapeso a las decisiones del inquilino de Palacio Nacional.
Hasta ahora la mayor parte de la militancia tricolor está en la franja de clase medieros que hasta ahora alcanza la nada despreciable suma de más de setenta millones de mexicanos, y el principal propósito del señor Moreno debiera ser la cercanía de esa franja que hasta ahora sigue observando al otrora partido hegemónico como una opción que pueda evitar el avasallamiento del Movimiento de Regeneración Nacional que cada día avanza en la captación de esos hombres y mujeres decepcionados de su dirigencia.
Para decirlo más claro, la Clase Media de este país siempre ha sido uno de los factores del triunfo de la otrora fuerza hegemónica, y Alejandro Moreno lo sabe, pero es más dañino su servilismo que las decisiones que deja pasar en la Cámara de Diputados, pese a que mantiene una alianza con el panismo y el perredismo. Y esa circunstancia lo pinta tal como es, un sujeto convenenciero que piensa que puede ser candidato a la Presidencia de la República simplemente por encabezar esa alianza con panistas y perredistas. ¿O será acaso que pretenda convertirse en un moderno Judas y entregar nuevamente el poder a Morena?
Vaya con el papelazo que hasta ahora está haciendo, y habrá que decirlo con todas sus letras: lo que está construyendo es un acto de traición a la militancia tricolor y a los partidos con los que ha hecho una importante alianza para los tiempos venideros. Si se trata de desfondar a la militancia que todavía tiene el tricolor, lo está haciendo muy bien, pero esa militancia también le podrá cobrar en el futuro inmediato esa lambisconería que hasta ahora mantiene con el presidente de la República. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.