Dicen los que saben que la palabra “Oligarquía” se compone del griego “oligarchia”, derivado de “olígos”,
que significa poco, escaso, reducido, y “archo”, que significa mandar, ser el primero. En lo que corresponde a la ciencia política, se la define como una forma de gobierno en la que el poder político está en manos de pocas personas. Para Aristóteles significaba seis formas de estado y de gobierno, porque señalaba que la realidad social, política e histórica mostró que era la forma de organización social más frecuente. Pero también distinguió varias formas y tipos de oligarquías, estudiando cómo llegan a instaurarse, las causas de su degeneración y su final extinción.
Habrá aue señalar que las ideas de Aristóteles tuvieron una amplia influencia entre los comentaristas de los siglos Xlll a XVII, que optaron por considerar el régimen político como una forma de Estado dominada por pocos o por ricos. Pero también habrá que señalar que Aristóteles también distinguió varias clases de oligarquías además de estudiar cómo llegan a instaurarse y las causas de su degeneración y final extinción. Finalmente, el término degeneró en que un régimen oligárquico es una forma de Estado dominada por pocos o por ricos.
Durante su vida Aristóteles tuvo la oportunidad de observar un sinfín de formas de gobierno y de Estado, y también supo analizar con profundidad la evolución histórica y política de la polis, encarnada en la Atenas que le tocó vivir. Pero también habrá que apuntar que siempre mantuvo el ideal de que la historia debería ocupar un lugar preeminente para, desde la experiencia del pasado, explicar el presente y proyectar soluciones en el futuro. Vaya, ojalá nuestro conspicuo mandatario leyera un poco acerca de la forma en que Aristóteles concebía a la oligarquía.
En los tiempos que vivimos el presidente de la República se refiere y epiteta constantemente a quienes, por su habilidad o pasado familiar, pueden contar con recursos en suficiencia como para insertarse en las altas esferas sociales o del poder político. Y esta no es una circunstancia novedosa, por el contrario, siempre ha estado ahí y ha gozado de cabal permanencia por el simple hecho de que siempre habrá ricos y pobres, y seguirán existiendo hasta en tanto el género humano deje de estar presente en este planeta.
Pero también habrá que señalar que el Presidente de la República, el Bien Amado Andres Manuel López Obrador, es un claro componente de la oligarquía mexicana porque aunque no lo acepte y siga sacando su billetito de doscientos pesos presumiendo su pobreza, hay quienes lo consideran uno de los hombres más acaudalados del mundo, y sus hijos han sido ejemplo de saber cómo se adquiere la riqueza y la forma en que se esconde en los paraísos fiscales en Dubai, o bien en las cajas fuertes que existen en diferentes instituciones bancarias en Houston, según dicen los enterados.
Bien señalan por ahí que al que reparte y comparte le toca la mayor parte, y claro que su prole sabe muy bien cómo se hacen las cosas en esas lides. Pero en un acto de construcción o cinismo, también le dio por afirmar en sus conferencias mañaneras que había que quitarle a la oligarquía el control del Instituto Nacional Electoral, pero también habrá que señalar que la mayor parte de los mexicanos deseamos quitarle “su oligarquía” porque hasta ahora sigue llevando a este país al desastre con los oligarcas que lo acompañan y le muestran una oligárquica lealtad porque todos ellos son ya poseedores de amplios cotos de poder y de dinero salido de los bolsillos de todos los mexicanos. Así de simple con el juego de los oligarcas. Al tiempo.
Vladimir Galeana Solórzano
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.