No fue una más. Ni siquiera se parecía a las que organizaba Andres Manuel López Obrador cuando pululaba por todo el país organizando protestas,
mítines y concentraciones para protestar con cualquier motivo que encontrara porque de lo que se trataba era de mostrar y demostrar que la gente estaba con él y que era inevitable su llegada al poder en este país. Finalmente consiguió su más caro anhelo, y le gustó tanto vivir en un Palacio que desde su despacho comenzó a tramar la forma de mantenerse por tiempo indefinido como presidente de la República.
Y esta circunstancia es real, porque existen videos donde manifiesta la posibilidad de alargar su mandato. Lo que nunca entendió es que la democracia mexicana cuenta con fuertes cimientos que se arraigaron en la voluntad popular, y que el lema tricolor de “Sufragio Efectivo No Reelección” sería su principal Valladar ante su intentona de vulnerar las reglas constitucionales del sistema político mexicano, pensando que su popularidad se trasladaría hacia amplios sectores de los mexicanos.
Y desde luego que podemos tener la seguridad de que durante sus mañaneras intentará descalificar a los millones de hombres y mujeres que coparon las plazas públicas de todos los rincones del país. ““Rateros, deshonestos, hipócritas, y sin autoridad moral” fueron los epítetos que utilizó en su conferencia mañanera para descalificar a los organizadores de una concentración que hasta ahora es la más grande de la historia del país y que copó todas las plazas de todas las ciudades de todo el país.
El especialista en concentraciones multitudinarias se quedó azorrado del número de manifestantes en todos los rincones del suelo patrio, lo que es el principal indicativo de que ya no tiene ese fervor popular que lo acompañó al inicio de su mandato y que su popularidad ha mermado drásticamente. Es más, alguna vez señalo que cuando se juntaran ciento cincuenta mil manifestantes en su contra renunciaría de inmediato, ahora recibió una sopa de su propio chocolate, porque no fueron cientos, ni miles, fueron millones de hombres y mujeres cansadoras de sus desplantes y su ambición de poder.
Cuando los organizadores decidieron que no participaran los partidos políticos en la marcha, la sociedad civil fue suficiente para darle una muestra al presidente de la República del hartazgo que han causado ya sus trilladas y repetitivas frases y oraciones que desde hace años ha venido utilizando como parte de su discurso acusando a tirios y troyanos de fifís, rateros, corruptos, clasistas, cretinos, corruptazos, racistas, aspiracionistas, hipócritas y traidores entre otros. Nunca antes un presidente de la República ofendió tanto a los mexicanos con su estupida verborrea.
Como dicen algunas consignas, ““de norte a sur, de este a oeste, los mexicanos están enojados y seguirán protestando cueste lo que cueste”. Así de simple la circunstancia que vivirá el país en los siguientes meses, aunque también habrá que esperar la serie de ardides que utilizará en lo sucesivo el mandatario. Lo cierto es que la demostración de la sociedad civil es el anuncio de que no habrá posibilidad de intentar la reelección, y que los mexicanos ya están hartos de tanta verborrea hueca y vacía intentando que los mexicanos nos enfrentemos los unos a los otros. Sin lugar a dudas, Andres Manuel López Obrador hoy recibió una sopa de su propio Chocolate. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.