Sin lugar a duda los mexicanos de todas las latitudes tenemos que aceptar que las concentraciones para vitorear a líderes
o denigrar a adversarios se han convertido en una realidad en este país. Para decirlo más claro, si algún mérito social tiene Andres Manuel López Obrador es que ha sido el hombre que ha utilizado a la movilización social con fines eminentemente afines a sus propósitos, que en el pasado no fueron otros que el arribo al poder, y ahora intentando convertirse en un mártir de los embates del conservadurismo a su gobierno al frente de la República.
Si algo tenemos que aceptar es que Andres Manuel López Obrador siempre ha sido un mago de las finanzas públicas, porque al igual que Jesus, el Cristo, ha multiplicado los panes de la política para que sus apóstoles lo veneren como un Dios, y se sujeten a su palabra que tiene que obedecer a pie juntillas porque les va la vida en ello, además de su bienestar patrimonial. Para decirlo más claro, la riqueza que detenta el círculo cercano al Presidente de la República, supera los cien millones de pesos cada elemento.
Y vaya que es generoso el Mandatario, cuando de realizar actos de abyección se trata, porque se colocan como tapetes uno a uno para sentirse orgullosos de haber sido pisoteados, y claro está, premiados con la permisibilidad del “Bien Amado Camarada Líder” para disponer de las arcas públicas en su provecho, y claro está que cumpliendo las cuotas que le corresponden a sus hijos que son los detentatarios de las bóvedas en las que guardan su riqueza en Houston, Texas, y en el paraíso fiscal de Dubai.
Nunca este aún maravilloso país sufrió un embate tan brutal en las arcas públicas para trasladar esa enorme riqueza a diversos paraísos fiscales en los que se guardan los rendimientos de ser el presidente de la República, y que son manejados por los expertos financieros en que se han convertido sus hijos. Por cierto, el Jet que utilizan para el efecto le fue requisado “"voluntariamente” a uno de los principales líderes petroleros, en una noche en que los “tribagos”, o sea el trío de vagos que son hijos del presidente de la República, les arrancaron la propiedad de más de cincuenta y cinco millones de dólares.
El problema de este país es que aquella frase de campaña que utilizó el “Bien Amado Camarada Líder” que decía: “por el Bien de Todos, Primero Los Pobres”. Lo que nunca entendieron los mexicanos es que ese lema se convertiría en una lamentable realidad, porque aquel que siempre afirmó que vivía en la ““honrada medianía”, a su llegada al poder sacó las uñas y lleva a cumulados, en lo que va de este año, más de mil millones de pesos de gastos para organizar una pequeña marcha para demostrar el músculo de la mal llamada ““Cuarta Transformación”. Y claro que poco le importa disponer de ese dinero, porque se siente dueño del país, y del dinero público que es propiedad de todos los mexicanos.
Andrés Manuel López Obrador podrá presumir que a su llamado respondieron cientos de miles de hombres y mujeres, pero nunca tendrá la capacidad de realizar una movilización sin gastar un solo peso, como lo hicieron los líderes de la sociedad civil. El registro ahí quedará, una marcha cuyo costo fue más de mil millones de pesos de dinero de los mexicanos, y una multitudinaria marcha de descontento por el gobierno de López Obrador que no costó, insisto, un solo peso. Las evidencias ahí están, el descontento fue lo que movió las conciencias de los mexicanos, y la respuesta se movió con el gasto de más de mil millones de pesos que pudieron ser utilizados para paliar la pobreza de muchos hogares. Así de simple la diferencia entre una y otra movilización. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.