Sin lugar a duda el presidente de la República, Andres Manuel López Obrador, sigue empecinado
en controlar la sucesión y quitarle facultades al Instituto Nacional Electoral, para asegurar que el Movimiento de Regeneración Nacional lleve el control de la siguiente elección presidencial. Y esta es una prioridad para evitar que sea inculpado de diversos delitos una vez que termine su mandato. La estrategia de la siembra del odio pudiera revertirse y colocarlo en una circunstancia de gran dificultad por los excesos que ha cometido en el ejercicio del poder.
De ahí su empecinamiento por mantener el control no tan solo de los órganos electorales, sino del desarrollo de la elección venidera, porque hasta ahora Claudia Sheinbaum no le garantiza que gane, y el anodino secretario de Gobernación Adan Augusto López, no calienta ni siquiera a sus más cercanos colaboradores. Por eso está buscando incriminar a Alejandro Moreno, el peor dirigente que han tenido los tricolores, y a quien ha utilizado para dar una muestra de su control cuando sea el momento de tomar decisiones drásticas.
Por lo que corresponde a Ricardo Monreal, habrá que señalar que es un hombre de mucha fortaleza y echado para adelante, y el presidente de la República sabe de lo que es capaz, además de ser un hombre que sabe hilar fino cuando se trata de hacer política y conjuntar voluntades. Y aunque esta circunstancia haya sido el sello de su carrera política, para el presidente de la República el no es el indicado porque sabe que de alcanzar la Primara Magistratura nunca se dejará “mangonear” como si lo haría con Claudia Sheinbaum de llegar a ganar.
Por lo pronto el presidente sigue empecinado en meterle mano al Instituto Nacional Electoral para acomodar las piezas de su pretendido control, y además quiere fusionar las Direcciones del órgano electoral para quitarles peso, y trasladar el padrón Electoral al Registro Nacional de Población, al que puede manipular de manera fácil. Andrés Manuel quiere tener absoluto control en su sucesión, y hará lo que sea con tal de conseguirlo, y va por la fusión de direcciones del Instituto Nacional Electoral y la reforma de los Organismos Públicos Locales Electorales, porque piensa que manteniendo su control podrá hacer lo que le venga en gana para que Morena repita detentando la Presidencia otros seis años.
Para decirlo más claro, el Presidente quiere tener su propio Maximato como alguna vez lo hizo Plutarco Elías Calles, pero tiene un valladar por delante, y se llama Ricardo Monreal, quien ha hecho públicas las artimañas de Andrés Manuel López Obrador, y quien seguramente intentará quitarle el control de la Cámara de Diputados lo más pronto posible con la finalidad de impulsar a Claudia Sheinbaum, quien se dejará asesorar en el caso de que ganara la elección presidencial, y realizaría cuanta orden recibiera del todavía Presidente de la República.
El Maximato es la única oportunidad que tiene el tabasqueño para que no lo puedan incriminar por todos los delitos que ha cometido en su empecinamiento de abusar del poder, y esa circunstancia piensa resolverla entre sus más cercanos colaboradores, donde desde luego no se encuentra Ricardo Monreal, quien ni suda ni se acongoja porque pareciera que las fichas se han acomodado para favorecerlo. De cualquier forma, Andres Manuel López Obrador seguirá intentando desmantelar a la autoridad electoral, y lo hará a base de decretos, que por cierto pueden ser cuestionables en los tribunales electorales. Así las cosas, con el tabasqueño que cada día se empequeñece más. Al tiempo.
This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.