Sin lugar a duda las mujeres han avanzado considerablemente en el ejercicio político y en la toma de decisiones en
la mayor parte del país, y en Quintana Roo las mujeres han venido encabezando y aprovechando la apertura que los procesos democráticos han venido fortaleciendo. Mara Lezama, quien ahora rige los destinos del estado más turístico del Continente ha estado tratando de edificar un gobierno que verdaderamente responda a los intereses de los ciudadanos de todas las latitudes.
Otra de esas mujeres a las que me he referido es la actual Presidente Municipal de Cancún, “El Paraíso de America” como lo señalan muchos visitantes que han disfrutado de sus níveas playas y la infinidad de servicios, y que ahora encabeza Ana Patricia Peralta, una mujer joven que ha estado al frente de la administración municipal desde que Mara Lezama alcanzó la Gubernatura, y en la que los cancunenses depositaron su confianza después de los desastres financieros ocurridos en las administraciones pasadas, que dejaron una brutal estela de corrupción.
Ante la rebeldía de los trabajadores del volante tendrá que mostrar de qué está hecha, porque los presuntos taxistas hasta ahora han venido cometiendo diversos delitos que han sembrado el miedo entre los visitantes, por lo que tendrá que poner orden antes de que esta circunstancia se le salga de control. Y no es un asunto menor, porque la violencia pudiera estallar en cualquier momento y provocar funestas consecuencias por el encono de quienes se sienten dueños de las calles y del servicio de transporte en taxi. No es una circunstancia cualquiera lo que ha venido ocurriendo, porque el temor de los visitantes pudiera degradar la calificación del destino turístico que administra y gobierna. Ya se han realizado llamados a la cordura de los detentatarios de las placas de taxi, pero hasta ahora poco aprecio han tenido porque hasta ahora, como se dice por ahí, han sido llamados a misa y no a la cordura y la imposición de sanciones a quienes se han dedicado a agredir a los trabajadores de la aplicación de Uber.
Ana Patricia Peralta tendrá que utilizar sus habilidades para entablar un diálogo constructivo con los taxistas que siguen pensando que las calles son propiedad de ellos. De lo contrario el problema será mayor y las agresiones pudieran degenerar en delitos graves y quizá hasta la pérdida de vidas humanas. Lo aconsejable es que llame a la conciliación, pero que también imponga sanciones severas contra aquellos que causen daño a los particulares, incluso con la aplicación de la ley en el caso de los daños en propiedad ajena y las lesiones.
Por cierto, después de las agresiones que este periodista recibió de parte de tres presuntos elementos de Servicios Públicos, que se dijeron agentes de la Policía Judicial, y que me esposaron y me confinaron al “Torito” por reclamar las agresiones que estaban realizando a un muchacho en la terminal del ADO en Cancún, hasta ahora no he recibido siquiera un mensaje de su parte para imponer las sanciones que merecen esos gorilas disfrazados de personas que insisto, no son los agentes judiciales, sino simples inspectores de Servicios públicos Municipales que dependen de ella, lo que constituye además un delito de usurpación de funciones.
Ahí están las constancias en el Torito de la remisión ilegal que de mi persona hicieron solamente por señalar que no tenían orden de aprehensión para detener al joven al que le quitaron sus pertenencias. El recibo de la multa que tuve que pagar señala que fue por dificultar o entorpecer la prestación de los servicios públicos. ¿Caray, asaltar y revisar las pertenencias de un muchacho es una tarea de Servicios publicos? Que bueno que es Presidenta, que malo que no tenga los arrestos necesarios para imponer el orden. Seguiré insistiendo con este penoso asunto hasta que se haga justicia. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.