Hoy tenemos una sociedad civil a la que difícilmente se le engaña. La memoria reciente indica que los mexicanos
tenemos muy presentes la serie de hechos que los hombres y mujeres del poder realizan simplemente porque piensan que los mexicanos seguimos siendo simples observadores de sus decisiones, y que las acataremos de manera inmediata porque tenemos que mantener la confianza en quienes por desgracia han dado una muestra de su estupidez y mendicidad personal.
En una de sus conferencias mañaneras el Presidente de la República, Andres Manuel López Obrador, a quien diversas empresas especializadas le han señalado y registrado más de cien mil mentiras desde que arribó al poder, y se instaló en Palacio Nacional desdeñando la Residencia Oficial de los Pinos, simplemente porque se siente merecedor de honores todos los días porque sigue pensando que es un predestinado y uno de los líderes mundiales que mayores afectos concitan entre los líderes de todas las latitudes.
López Obrador sigue viviendo en esa burbuja que el mismo diseño, para sentirse como un mandatario al que los mexicanos estamos obligados a respetar porque es el líder indiscutible al que nadie tiene derecho a denostar o a criticar simplemente porque tiene una investidura que nos obliga a rendirle honores. Pero como siempre, su larga lengua y su mitomanía lo ponen en entredicho cuando de criticar y sentenciar a los demás se trata, como si él fuera un hombre inmaculado que nunca haya evidenciado corrupción alguna. Y en el colmo de su desvergüenza sigue con su costumbre de que todo lo que reciba sea en cash.
Su forma de criticar a los demás lo ha situado en el ojo del huracán, y ahora ha recibido diversos mensajes que lo colocan como uno de los mandatarios más corruptos de la historia de este país. Y ahí están los registros de las pacas de dinero que recibían Rene Bejarano, Carlos Imaz, Gustavo Ponce, o las que conseguía Marcelo Ebrard con la construcción de la Línea 12 del Metro, los negocios de Manuel Bartlett y sus hijos, el caso de Napoleón Gómez Urrutia, o en su caso el compadre de Rocio Nahle. Para decirlo más claro, si alguien ha sido corrupto toda su vida, es el propio presidente de la República, como la vez que recibió trescientos millones de pesos por liberar los pozos petroleros que quería incendiar.
Y ni que decir de Los Ackerman, Ana Gabriela Guevara, Pío López Obrador, el compadre y zar de las medicinas, su cuñada en Macuspana, el compadre de Jalisco cómo Superdelegado y zar de los medicamentos. Pero también hay que enlistar los ventiladores piratas del CONACYT, o los Cajeros Automáticos comprados a Carlos Cabal Peniche, o las casas y el dinero en efectivo de Ricardo Monreal Avila, o la condonación de impuestos por más de dieciséis millones de pesos a Yeidckol Polensky y la compra de casas para Morena. Y ni que decir de la corrupta Claudia Sheinbaum y los usos de suelo.
Y que podemos decir de los carruseles de chairos que fueron filmados depositando dinero en los cajeros automáticos, o la Participación de Miguel Barboza con Lozoya, y el desfalco de Ramiro López Obrador por más de doscientos millones en Macuspana y de donde huyó antes de terminar su encargo. El cierre del expediente de Mario Delgado por los segundos pisos, o el contrato de Jiménez Spriú a su hermano por cincuenta millones de pesos. O los cubrebocas de quince pesos comprados por el IMSS en 215, o las Patrullas a sobreprecio de Veracruz a la CDMX, y ni que decir de los millones de dólares pagados a los médicos cubanos que cobra Díaz Canel, o las setecientas pipas que se compraron y que nunca aparecieron. Pero sus hijitos también obligaron a los líderes petroleros a entregarles 38 millones de dólares y un jet que ahora es el “Jet del amor”. Mucho más por relatar, pero lo haremos en otra entrega. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.