La libertad de expresión es un principio que apoya la libertad de un individuo o un colectivo de articular sus opiniones
e ideas sin temor a represalias, censura, o sanción posterior. Pero muchos periodistas podemos dar una serie de vivencias que en los últimos años hemos padecido, ante la censura impuesta por el Presidente de la Republica, Andres Manuel Lopez Obrador, quien obligó a las empresas periodísticas a despedir a quienes consideraba “periodistas incómodos”, y en lo personal, dire que padecí en carne propia los embates desde el poder presidencial ante la carencia de solidaridad de mis empleadores en la empresa Capital Media, donde laboré por más de diecisiete años.
Y esa circunstancia me hecho más fuerte, más prolífico, y mucho más osado que en mis imberbes años cuando decidí dedicarme al ejercicio del periodismo. Pero en este país la censura es una circunstancia con la que vivimos cotidianamente quienes decidimos dedicarnos a la noble tarea de informar y formar opinión. Y debo reconocer que los embates del poder están a la orden del día en todas las latitudes de este aún maravilloso país. Nunca antes la libertad de expresión había estado tan amenazada como en el sexenio del populista Andrés Manuel López Obrador, quien desde su detestable púlpito mañanero se ha dedicado a atacar impunemente a periodistas y medios de comunicación que con pruebas en la mano han denunciado la infinidad de actos de corrupción.
Por desgracia este fenómeno está permeando en diversos gobiernos donde los sátrapas como Cuitláhuac García Jiménez, en Veracruz, ha encarcelado a quienes han osado criticar sus excesos al frente del poder. Fueron cientos los veracruzanos privados de la libertad con la pantomima de haber cometido “Ultrajes a la autoridad”, pero claro esta que los ultrajes de sus pervertidos efebos, le vienen como anillo al dedo. López Obrador dejará el poder el primero de octubre de 2024, y el invertido a que me refiero, en sus últimos dos meses ya no tendrá la complicidad del tabasqueño.
Pero en Durango también hace aire, y el mandatario Esteban Villegas Villarreal en tan solo nueve meses que lleva en el ejercicio de gobierno no ha parado de reprimir y perseguir a periodistas que se han atrevido a criticar a su gobierno, y dicen los que saben, que ha llegado incluso a niveles personales. A decir de los periodistas duranguenses el gobernador ha exigido a funcionarios públicos y alcaldes que se abstengan de conceder entrevistas y realizar tratos con algunos periodistas que lo critican con frecuencia por sus deslices gubernamentales y presuntos actos de corrupción.
La orden ha sido puntual de no tratar a ningún periodista, y mucho menos a elementos como Rubén Cárdenas Y Fernando Miranda, director del periódico Raza Cero, a quienes se les ha excluido de entrevistas y de convenios publicitarios bajo la amenaza de ser destituidos. Esta circunstancia la han comentado integrantes del propio gobierno estatal, solicitando el obligado anonimato. La pregunta que yo me hago: ¿cuál es el temor del gobernador de Durango a estos periodistas? ¿Acaso ya se mimetizo con los gobernadores de la 4T y al dirigente Nacional del PRI, Alejandro Moreno Cardenas?
Lo que no entienden este tipo de personajes es que de esa forma lo único que lograrán es restarle a la Coalición PRI-PAN miles de votos en las próximas elecciones presidenciales, sobre todo al PRI que está en vías de extinción. Mucho se habla de la protección que Esteban Villegas le ha dispensado al exgobernador José Aispuro Torres por los saqueos millonarios que realizó en esa entidad y de estar patrocinando tras bambalinas la campaña presidencial de la corcholata huachicolera, Adán Augusto López. Los mismos duranguenses señalan que la oposición no puede ni debe confiar al cien por ciento en este tipo de perfiles, pues lo que se juega en el 2024 es el futuro de nuestro país. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.