Sin lugar a duda, Andrés Manuel López Obrador se ha empecinado en que su voluntad sea la que tiene que estar por
encima de todas las instancias del Gobierno Mexicano. Ha violado la legislación innumerables veces, ha cometido graves delitos de difamación que ponen en riesgo la integridad física de quienes se han opuesto constantemente a sus indebidas e ilegales determinaciones, pero sobre todo, piensa que el Poder Ejecutivo que detenta, es quien tiene que estar por encima de los demás poderes: el Legislativo y el Judicial.
Los constantes desacatos en que incurre, habla de su talante autoritario, pero sobre todo, de que piensa que por ser el Presidente de la Republica puede hacer lo que le venga en gana con las leyes que nos hemos dado los ciudadanos para evitar los excesos del poder, y que establece claros mecanismos de lo permisible y lo no permisible, es decir, los alcances del ejercicio de ese poder que detenta por norma Constitucional, que son claramente establecidos en la Constitución Politica de los Estados Unidos Mexicanos.
Ahora se gano una medida cautelar por negarse a acatar la ley, algo nunca visto desde la conformación de nuestro régimen político, que ni los mandatarios más poderosos y asesinos, como el Chacal Victoriano Huerta, desdeñaron de la forma en que ahora lo hace el inquilino de Palacio Nacional. Ahora se negó a recibir la notificación que le llevaron a Palacio Nacional, y lo justificó diciendo que la Consejería Jurídica de la Presidencia de la República estaba de vacaciones, una mentira más, porque las vacaciones de sus integrantes son programadas para que nunca se deje de operar, ante la posibilidad de una urgente eventualidad.
Pero ya conocemos el talante autoritario del Presidente, y la serie de argucias que siempre utiliza cuando de evadir el cumplimiento de las leyes se trata. El paso siguiente de los juzgadores es colocar la notificación en los estrados del Juzgado de tramite, como se mandata en la legislación, y en el caso que no obedecer las determinaciones del Poder Judicial, quien le ha mandatado y reconvenido a que deje de insultar a la Señora Xochitl Galvez, y mucho menos que establezca una campaña contra ella desde su conferencia mañanera, desde donde utiliza todo el poder del Estado para denostarla, posicionándose en el papel de “criquita”, como le dicen en mi pueblo, Petatlan, a los llorones como Andres Manuel Lopez Obrador.
El Presidente de la Republica está acostumbrado a ““lanzar la piedra, y esconder la mano”, lo que habla de su cobardía y su estupidez personal al pensar que por detentar el Poder Ejecutivo pueda hacer lo que le venga en gana. Habrá que recordarle que juro guardar la Constitución Politica de los Estados Unidos Mexicanos, y las Leyes que de ella emanan, y esa Constitución establece que los Poderes de la Unión son libres e independientes, y el desacato en que ha incurrido es una violación flagrante a la norma Constitucional.
El Presidente de la Republica ha cometido un grave acto de rebeldía ante uno de los Poderes de la Federación, y tendrá que enfrentar las consecuencias de ello. La violación Flagrante a la Constitución, que señala en su artículo ciento ocho, habla de que el Presidente de la Republica podrá ser imputado y juzgado por traición a la Patria, hechos de corrupción, delitos electorales, y todos aquellos delitos por los que podría ser enjuiciado cualquier ciudadano o ciudadana. Sin lugar a dudas el Presidente de la Republica tendría que ser desaforado por el Congreso, para que responda por sus faltas a la misma letra de la Constitución. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.