Al presidente de la República se le hace tarde para garantizar la continuidad de su proyecto de nación, que no es otra
cosa que una militarización en lo que termina su mandato. Y esa circunstancia es la parte más importante de su proyecto político, pero ahora con una nueva narrativa que atraiga a sus adeptos a eso que seguramente llamara la culminación del gobierno que pretende implantar.
Para comprender la gestión de AMLO hay que partir de sus objetivos políticos. El más importante sin duda es garantizar la continuidad del proyecto después de 2024. Y eso quiere decir que el presidente recurrió más a los instrumentos de gobierno a su alcance, con la finalidad de centralizar el poder en su persona, y menos a la construcción de estructuras y liderazgos locales para obligar a los partidos políticos afines a su proyecto a depender de sus necesidades.
En el caso de la seguridad pública, se dispuso de un agresivo proceso de centralización político-administrativa, en el que las Fuerzas Armadas fueron compradas a través de diversas canonjías a los mandos superiores. Pero además las secretarías de seguridad pública, policías y fiscalías locales que fueron disminuidas a lo mínimo, explica en buena medida los saldos del sexenio.
Hasta ahora se cuentan miles de historias desgarradoras y cotidianas de masacres y atrocidades, desapariciones forzadas y violencia urbana que no se corresponden con el discurso triunfalista del oficialismo. Pero de alguna forma también se ha desviado la atención con la cantaleta de que los crimínales también tienen derechos humanos, y hay que estar pendiente de ellos, aunque en la práctica no exista protección para quienes movemos la economía.
Ahora resulta que los criminales pasaran a convertirse en los principales actores políticos, como ocurriera en Cuba, Venezuela y Nicaragua, donde los criminales pasaron a un estatus de asociados tanto con el crimen organizado como con las diversas instancias de gobierno que les permitieron el encumbramiento político, para después imponer el orden a diestra y siniestra a través de las bandas del crimen organizado.
Y esa es la sorpresa que en el corto plazo pretende darnos a conocer el presidente de la República, porque las bandas criminales estarán dispuestas a realizar un pacto de no agresión, y convertirse en actores principales del desarrollo político, social y económico de la nación, a la vez que establecerán mecanismos de control social y de la impartición de la justicia en los territorios que tienen controlados. Así de simple el camino de la intentona comunista. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septién. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.