Sin lugar a dudas fue una actitud deleznable, innoble. Un gobernante de cualquier país del mundo está obligado a
proteger a su población, pero creo que nunca haría una cosa similar a la que protagonizó el Todavía presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien debiera ser enjuiciado por crímenes de Lesa Humanidad después de la forma en que actuó durante la entrada del Huracán Categoría Cinco, que dejó desolado al otrora puerto de Acapulco.
Como periodista no puedo concebir tanta maldad en un mandatario. Porque Andrés Manuel López Obrador tuvo todos los elementos a su mano para evitar la tragedia que provocó el desastre en que se ha convertido Acapulco. ¿Qué pasó por su cabeza? ¿Convertirse en un asesino serial? Porque hasta ahora tiene que detentar esa calidad mientras se investigan los hechos, porque supongo que la fiscalía general de la República Mexicana tiene que esclarecer lo que verdaderamente ocurrió.
Si algo tiene que tener y mantener en cuenta el cínico y olvidadizo presidente, Andrés Manuel López Obrador, es que el delito que cometió no prescribirá en los siguientes diez años, y de una u otra manera, y aunque vuelva a ganar la mal llamada Cuarta Transformación, la justicia estará siempre del, lado de las víctimas que dejó morir a causa de su indolencia para generar las instrucciones necesarias para proteger a los pobladores de Acapulco y zonas aledañas.
Fueron trece avisos los que estuvo recibiendo de diferentes instancias, que seguían el curso del meteoro que destruyó al otrora principal destino turístico más bellos del mundo. Es más, desde Estados Unidos se le informó lo que estaba por ocurrir y simplemente se quedó callado, sin hacer nada, lo que implica un delito de omisión que cualquiera tendría que pagar como homicidio culposo de acuerdo a la legislación penal mexicana.
Y si bien el presidente de la Republica no puede ser incriminado durante su periodo de ejercicio, le tengo una mala noticia, porque el delito que cometió no prescribirá en los siguientes meses que le quedan de ejercicio en la Presidencia de la República, y eso quiere decir que de una u otra manera habrá la oportunidad de incriminarlo y meterlo a la cárcel, a menos que se vaya a refugiar con sus amigos populistas del Continente.
Andrés Manuel López Obrador tiene que ser incriminado por negligencia criminal, y es un delito que no tiene fianza ni libertad condicional. Su maldita obcecación de no dar a conocer lo que se avecinaba produjo más cuarenta y tres muertes, y eso lo convierte en un asesino serial. Estados Unidos ya presentó las pruebas de la indolencia presidencial, porque alertaron al presidente de lo que ocurriría, y no hizo nada por evitar tantas muertes y destrucción. Maldito siempre. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación. Al tiempo.