Sin lugar a duda, la pesadilla que ha estado viviendo mi Estado de Guerrero es algo que no se puede comparar, y
mucho menos minimizarlo como lo han hecho el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, y la Gobernadora Evelin Salgado, que hasta ahora no se si sepa hacer algo más que obedecer lo que le indique el salteador de presupuestos que lleva por nombre don Félix Salgado Macedonio.
Nunca espere observar la mendicidad de un gobernante que juramento guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, lo que quiere decir que la ha violado flagrantemente en estos días porque piensa que puede pisotear la dignidad de un país como éste, y que hasta ahora sigue acudiendo a brindar ayuda a quienes por desgracia siguen padeciendo las consecuencias del meteoro que destruyó Acapulco.
Nunca antes tuvimos a un mendigo desgraciando al frente de este país. Y le digo desgraciado porque solamente un sujeto de este tipo es quien puede provocar muerte y desolación escudándose en su presunto encargo de presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, que por indolencia no supo y no quiso alertar a los Acapulqueños, de lo que se les vendría encima.
Y ese tiene que ser un delito grave, y lo tiene que pagar el aún presidente de la Republica en cuanto termine su encargo, porqué el delito no prescribe ni prescribirá en el corto plazo, y tiene que ser imputado por actos de negligencia homicida ya que su estupidez de no avisar lo que estaba ocurriendo, provocó la muerte de más de cuarenta de mis paisanos.
Regalar dinero de los mexicanos al tirano que gobierna Cuba, también tiene que considerarse como un delito ya que no fue autorizado por el Congreso, y hasta ahora son más de setenta y cinco millones de dólares la cuenta de regalos al sujeto que sigue matando de hambre a los cubanos. Agustín Díaz Canel es uno de los más sanguinarios tiranos del Continente, pero es favorecido estúpidamente por el estúpido inquilino de Palacio Nacional.
Las instrucciones de Andrés Manuel López Obrador de quitar las ayudas de los ciudadanos es un acto contrario a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, porque señala claramente que nadie puede ser molestado en sus paleales bienes o posesiones sin que exista un mandato judicial que funde y motive la causa legal del procedimiento. Pero ya sabemos de qué está hecho el inquilino de Palacio, que se pasa por el arco de triunfo cualquier disposición Constitucional. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación. Al tiempo.