Sin lugar a dudas Acapulco es la mejor expresión de la destrucción que ha provocado Andrés Manuel López Obrador
en los últimos cinco años al frente del país. Y no se trata de lanzar culpas, porque los hechos son incontrovertibles, y los muertos son una lamentable realidad que hasta ahora sigue lastimando en la conciencia de los Acapulqueños, pero, sobre todo, por la estupidez de un hombre que nunca dio la voz de alerta de lo que se avecinaba. En lo personal sigo insistiendo que la irresponsabilidad del presidente de la República ha sido criminal, porque hasta ahora ha venido minimizando las cifras y maquillándolas, pero la realidad es que de acuerdo a los conteos de las autoridades locales hasta ahora han rebasado los trescientos cincuenta muertos, cuando las cifras que da el inquilino de Palacio Nacional solamente alcanzan cuarenta y ocho muertos.
No cabe duda que la mendicidad del inquilino de Palacio Nacional ha sido criminal, y por mucho que pretenda ocultar sus conteos, las cifras señalan otra cosa. Hasta ahora la cifra oficial sigue siendo de cuarenta y ocho muertos, pero los Acapulqueños han señalado que hasta ahora supera la cifra de los trescientos cincuenta muertos, y eso habla de esa mendicidad del inquilino de Palacio quien debiera ser enjuiciado una vez que termine su encargo.
El señor presidente de la Republica podrá seguir señalando que la cifra correcta es la suya, en Acapulco los propios damnificados han estado llevando meticulosamente el conteo porque muchos de ellos piensan que el presidente de la Republica debe ser enjuiciado una vez que concluya su encargo. Pero también podemos tener la seguridad de que abandonara el país y se ira a refugiar a Cuba.
¿Porque a Cuba? Porque es ahí donde ha enviado más de mil quinientos millones de dólares al sátrapa de Diaz Canel, uno de los mandatarios más feroces y tiránicos del hemisferio, y al que Andrés Manuel López Obrador le dispensa una gran amistad, que no es otra cosa que una complicidad, porque ambos han decidido que con esa cantidad de dinero pueden vivir sin problemas en cualquier parte del mundo.
Pero ya hay muchos mexicanos que han venido señalando que la insensibilidad presidencial merece un diagnóstico psiquiátrico, y podemos tener la seguridad de que, si se hace una cruzada en ese sentido, más de la mitad de los mexicanos de todas las latitudes de este país se apuntarían en que se debe realizar un análisis psicológico del hombre que más muertos ha producido en la historia del país.
México y los mexicanos no merecen el destino que le ha construido Andrés Manuel López Obrador a los hombres y mujeres de este gran país. México es más grande que un sátrapa afectado de sus facultades mentales, un asesino confeso que debiera ser encerrado lo que le resta de vida, y no con una pena de ese tipo pagaría el daño que les ha hecho a los mexicanos y las muertes que ha provocado. Recordemos a los niños con Cáncer, esos a los que condenó a muerte, cuando no quiso comprar al menos los medicamentos para que no sufrieran los dolores de la enfermedad. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación. Al tiempo.