Sin lugar a duda, el presidente de la Republica además de autoritario, de pronto pierde la secuencia de los hechos y le
da por lanzar epítetos y críticas a diestra y siniestra simplemente porque está acostumbrado a hacer lo que le viene en gana. Y no se trata de colgarle milagritos, porque él se los cuelga solo pensando que siempre tiene la razón aunque le demuestren lo contrario.
Al presidente le dio por controvertir a los ambientalistas por no hacer nada por el desastre ecológico de Calica. La respuesta que recibió es que simplemente muchos de los ambientalistas a los que ha venido criticando ni siquiera habían nacido, y de paso le aclararon que la mayoría de los integrantes del Colectivo eran muy jóvenes cuando se dieron los permisos a la minera.
Pero no tan solo le enmendaron la plana con sus aseveraciones, también le señalaron que él ya era un político activo cuando ocurrió el suceso. Y eso quiere decir que el presidente Andrés Manuel López Obrador es un pendenciero que ni siquiera sabe lo que ocurrió en el tiempo, pero eso sí, le dedicó más de treinta minutos para sacar su veneno hablando del tema.
Cuando le enmendaron la plana con las fechas, se dio más de treinta minutos para insistir sobre el tema, y desde luego que arremetió contra todos los que se opusieron a la construcción del afamado Tren Maya que hasta ahora ha dado muestras de que estuvo mal planeado, y que ni siquiera ha aceptado que su construcción ha sido un verdadero desastre ecológico, y mucho menos que mintió cuando señaló en una entrevista que no se tumbaría un solo árbol.
Por desgracia ese es el talante de un hombre que se siente parido por Dios, y cuyos caprichos han salido muy caros a los habitantes de este país que azorado observa la manera en que decide invertir, porque le gusta mucho que sus amados hijitos se queden con las utilidades de las obras faraónicas que hasta ahora ha venido realizando. Para muestra un botón, ahí está el Tren Maya que hasta ahora sigue siendo uno de los más grandes negocios de los amigos y socios de sus queridos hijitos.
Andrés Manuel López Obrador es un charlatán, un falsario, un estúpido que piensa que puede engañar a los mexicanos porque es el presidente de la República. Los hechos ahí están, la corrupción ha sido registrada, y en cuanto termine su mandato le habremos de cobrar todas las afrentas que le ha hecho a este país, pero sobre todo, hacer que le devuelva lo robado a los mexicanos, la inmensa fortuna que han amazado sus queridos hijitos. Y si en este país existe la justicia, tendríamos que verlo encerrado tras las rejas. Así de simple. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septién. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación. Al tiempo.