Algunos expertos señalan que las campañas políticas son como la guerra, y me parece que están equivocados: las campañas políticas son la guerra misma y se vale hacer de todo. Pero también hay que señalar que las campañas políticas son procesos de comunicación intensos, planeados y controlados en un espacio de tiempo determinado, y quienes juegan un papel protagónico son los candidatos, los medios de comunicación y los electores. Por eso los candidatos se empeñan en hablar en “ocho columnas”, para que los medios de comunicación no batallen mucho con el titular de la nota y porque eso hace más comprensible para los votantes el sentido del discurso. Los mensajes son contundentes, con frases que no van más allá de las doce palabras a decir de los expertos de la comunicación política.
En este contexto es que Henrique Capriles ha venido bombardeando a los venezolanos en esta corta campaña por la Presidencia de la República, o por el imperio Bolivariano como dirían algunos. En Venezuela se ha deificado la figura de Hugo Chávez porque así conviene a los intereses del grupo en el poder y que son los mismos que empujan y hacen de todo porque la voluntad soberana recaiga mayoritariamente en Nicolás Maduro. Eso significa la continuidad de la disposición discrecional de los caudales públicos provenientes en su mayor parte de la riqueza petrolera que detenta el país sudamericano, y que para desgracia de los venezolanos no es para paliar sus necesidades, sino para mantener un obeso aparato burocrático con el que se mantiene el control político y social en todas las regiones del país, en todas las ciudades, poblaciones y villeríos.
El verticalismo del régimen Bolivariano es producto de esa concepción dictatorial del poder como lo construyó Hugo Chávez, lo que le permitió primero mantener el control y minimizar a los adversarios, y después disponer de la riqueza petrolera para ganarse el respeto de los opositores del Gobierno de Estados Unidos en las diferentes regiones del mundo. De ahí su asociación con países como Libia, Rusia, Siria, Cuba, Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y otros que recibieron generosas aportaciones del fallecido dictador para construir el blindaje suficiente para no ser agredido por la primera potencia mundial.
Pero regresando a la campaña presidencial, el sentido del discurso de Henrique Capriles va ahora en la ruta de reivindicar el dinero de los venezolanos. Después de que Nicolás Maduro asegurara que desde el cielo Hugo Chávez hizo gestiones ante Dios para que se nombrara un Papa latinoamericano, ahora Capriles anuncia que la riqueza de los venezolanos no se llevará a otros países, que no habrá ayuda para nadie y que no entregará el país a Estados Unidos. Sin lugar a dudas citas discursivas de campaña muy necesarias. Capriles está en campaña, y lo entienden bien los norteamericanos y pone a temblar a los regímenes de izquierda del Continente Americano. Falta poco para conocer el resultado final. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.