Hay que reconocer que Rosario Robles Berlanga no es monedita de oro para caerles bien a todos, y menos a quienes fueron sus compañeros de partido y que gracias a “sus buenos oficios” hizo ganar la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal para Andrés Manuel López Obrador. Cuando aquel comenzó a defenestrarla ella le señaló que lo había ayudado con la publicidad de Televisa, a lo que contestó simplemente: “Yo no te pedí que le ayudaras”.
Ese fue el primer anuncio de que no encajaba en el nuevo proyecto que el tabasqueño le impondría al perredismo sabedor de que Cuauhtémoc Cárdenas no intervendría, y que necesitaba asumir el poder de forma plena, sin alguien que pudiera tener la capacidad de reconvenirlo.
Después la opinión pública se enteraría de las enormes cantidades de dinero que entregaba Carlos Ahumada al partido y a los principales funcionarios del gobierno capitalino. Así, Rosario Robles tuvo que abandonar las filas de la corriente ideológica en la que militó la mayor parte de su vida. Ahora que ha regresado a la función pública con el nombramiento que le otorgó el Presidente Enrique Peña Nieto para hacerse cargo de la Secretaría de Desarrollo Social, sus antiguos compañeros han intentado defenestrarla con argumentos banales y carentes de sustento. Ante la carencia de razonamientos lo único que los motiva es el estómago, y han centrado sus ataques en donde piensan que le pueden ocasionar daño.
El PRD presentó ante la Procuraduría General de la República una denuncia contra Rosario Robles Berlanga por los delitos de peculado, abuso de autoridad, coalición de funcionarios y uso indebido de atribuciones y facultades, todos englobados en el capítulo referente a los delitos cometidos por funcionarios públicos que señala el Código Penal Federal, ni más ni menos. No creo que el motivo principal sea el odio que le profesan en las declaraciones que han vertido en su contra, sino en la forma en que “los Chuchos” visualizan la forma de despresurizar la presión de los grupos antagónicos en el partido, a causa de su adhesión al Pacto Por México. La verdad es que la señora Robles no es más que el recurso para mantener focalizada la beligerancia de las tribus en asuntos que no forman parte de la agenda del Pacto.
La Venganza de Moctezuma fue el nombre que los indígenas le dieron a las muertes que causó el maíz en España cuando le otorgaron tratamiento parecido al trigo para consumo humano descartando el proceso de nixtamalización, lo que provocó enfermedades conocidas como Mal de la Rosa o Pelagra cuyos efectos intestinales resultaron fatales para muchos españoles. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.