Las redes sociales han resultado una eficaz herramienta para los simples ciudadanos que aparte de tener malos gobernantes tienen que soportar los desplantes de funcionarios menores que como dicen por ahí, “se sienten la última coca cola en el desierto”. La hija de Humberto Benítez Treviño terminó prácticamente con la carrera de su padre, quien fue despedido por el Presidente Enrique Peña Nieto de la Procuraduría Federal del Consumidor. La senadora perredista Luz María Beristain fue evidenciada en su infinita mendicidad al ofender de forma altanera a una empleada
aeroportuaria, y en su infinita ignorancia al asumirse como representante de los ciudadanos cuando lo que representa es al estado que la eligió.
Las procuradurías han sido siempre refugio de maleantes que a través de su prepotencia manifiestan su pequeñez, pero ocasionan daños brutales a los ciudadanos que osan cruzarse en su camino. No quiero decir con ello que todos tienen el mismo comportamiento, pero como también se afirma por ahí “pagan justos por pecadores”. Ahora le toco volverse protagonista en las redes sociales a una Ministerio Público de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, llamada Patricia Alejandra Botello Platas, a quien bautizaron como “La Lady de Azcapotzalco”. Por las fotografías que de ella se insertaron en los medios de comunicación, pareciera que el cargo lo obtuvo porque es una mujer influyente ya que a decir de algunos de sus compañeros “es una mujer muy pesada”.
Por la apariencia física de la señora todo parece indicar que el único mérito para alcanzar una representación social es su figura estilizada con protuberancias que resalta con la ropa que acostumbra vestir, porque el criterio que demostró tener no le da para alcanzar el cargo a través de sus conocimientos jurídicos y mucho menos con su muy particular forma de aplicar la ley. Gamaliel Lezama Paz tuvo el atrevimiento de tomar fotografías de la dama en cuestión cuando desinflaba las llantas de una camioneta, lo que provocó su ira y lo acusó del delito de “ultraje”, ya que consideró que tomarle una foto es una falta grave por la autoridad que representa.
Patricia Alejandra Botello Platas debe ser separada de su encargo de inmediato y fincarle un pliego de responsabilidad por parte de la contraloría Interna de la dependencia a causa de los excesos personales que la llevaron a fincarle un delito inexistente a un ciudadano al que privó de su libertad mediante argucias legaloides. México no se merece este tipo de servidores públicos, y quienes habitamos la Ciudad de México no tenemos porqué soportar esta clase de expresiones de “influyentes” como Patricia Alejandra Botello Platas, personajes a los que poco importa las consecuencias de su minúsculo criterio. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.