MINORÍA DE EDAD

sinpunto

Desde que el partido de la Revolución Democrática ganó el Gobierno de la Ciudad de México ha buscado transitarla hacia una entidad más de la llamada República Mexicana. El argumento ha sido que quienes aquí habitamos debiéramos tener la oportunidad de convertirnos en ciudadanos de primera al igual que aquellos que tienen derechos plenos en las entidades del país.

El Distrito Federal o La Ciudad de México es el asiento de los poderes federales y la capital de la nación, por lo que su gobernante fue, hasta la primera elección del ahora llamado Jefe de Gobierno, nombrado por el Presidente de la República. La peculiaridad de ser un Distrito Federal regido por leyes locales en cuanto a su gobierno interior y responder a leyes federales en lo concerniente a su estatus, funcionó de forma adecuada hasta que se eligió a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en 1997.

Desde entonces a la fecha la discordancia entre los gobiernos perredistas y el Gobierno Federal ha sido papable y en algunas ocasiones de franca rebeldía contra lo que representa la Federación. El discurso de que los problemas federales los tiene que atender el Gobierno Federal y que por eso son permitidas las manifestaciones, bloqueos, paros y campamentos, no tiene sustento más que en la calenturienta forma de concebir la política por quienes han gobernado a la Capital de la República desde que alcanzaron el poder. Poco les han importado los daños que se ocasionan a los ciudadanos, y pretenden esconder en las manifestaciones de protesta contra el Gobierno Federal las complicidades con los militantes de su partido que son los que en la mayor parte de las veces encabezan los actos de resistencia.

La desvergüenza para la cooptación de grupos mediante prácticas clientelares, utilizando los recursos públicos de manera discrecional y como si fueran patrimonio del partido en el poder, es brutal, pero poco importa cuando los fines son apropiarse no tan sólo de los esquemas gubernamentales en casi todas las delegaciones, sino seguir manteniendo la concepción de que el mayor bastión de la izquierda representada por el perredismo, es la Ciudad de México. La evidencia de la forma en que se manejan las cosas fueron los resultados de la elección simulada del domingo pasado para la estructuración de los presupuestos participativos.

Si algo tengo en claro es que la Ciudad de México necesita adquirir la mayoría de edad. Pero me parece que quienes la han gobernado hasta ahora no cuentan con la suficiente madurez o mayoría de edad política como para hacerse cargo plenamente del destino de los más de nueve millones de personas que aquí vivimos. La demostración de complicidades con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, y la permisibilidad para que nos mantengan como rehenes a quienes aquí vivimos, es la más clara demostración de perfidia de quienes pretenden conducirnos hacia los derechos plenos como ciudadanos, para que sigamos siendo rehenes de sus complicidades y cómplices de sus triquiñuelas. Los desórdenes magisteriales han dejado ver el tamaño de las ansias subversivas del perredismo, y la minoría de edad con que ejercen el gobierno. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.