Si algo demostraron los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, es que muy poco saben de educación y muy poca vocación tienen por ella. La forma en que alteraron la vida de la Capital de la República fue deleznable y habla de una mendicidad que solamente los enemigos que en antaño tuvo esta patria nuestra mostraron.
El dolo con que hicieron sus movilizaciones estuvo encaminado a estorbar no tan sólo la movilidad de los citadinos, sino a provocar un daño en el patrimonio de las familias por las pérdidas económicas que propiciaron con sus actos contrarios al derecho. Burlarse de los hombres y mujeres que fueron obligados a caminar por los arroyos vehiculares por sus constantes bloqueos habla de su infinita amargura y de su innata vocación por la anarquía, porque ésa es la especialización que les han dado sus líderes.
Bien dicen que "cuando la perra es brava hasta a los de casa muerde", y lo que hicieron ayer los maestros los pinta como lo que son, provocadores natos de irresponsables servidores públicos cuyo interés principal está centrado en la obtención de prebendas arrancadas de la esfera gubernamental mediante la presión y el chantaje. Ayer dieron muestra de haberlos rebasado cuando algunos exigieron seguir la marcha de la Plaza de las Tres Culturas hacia el Zócalo de la Ciudad de México, a sabiendas de que es resguardado por la Policía Federal quien tiene instrucciones de no permitir otra toma. Rubén Núñez Ginés tuvo que abandonar la asamblea en Tlatelolco entre la rechifla de sus compañeros, quienes por primera vez le dieron la espalda porque los llevo a otro lado y no al Zócalo. De cualquier forma seguirán siendo manipulados por el ala radical del perredismo.
Fue el propio Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno del Distrito Federal, quien advirtió a los líderes que no se permitiría un nuevo campamento frente a sus oficinas porque así se había acordado en la mesa de negociación con el Gobierno Federal. Por cierto, también aprovechó su informe para hacer un reclamo al Gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto, de quien solicito la entrega de un fondo de más de dos mil quinientos millones de pesos por concepto de indemnización por los daños causados con las marchas y plantones que, a decir del propio Mancera, en su mayor parte son reclamos que se hacen al Gobierno Federal. Me parece un reclamo de lo más cínico por parte del gobernante del Distrito Federal, ya que si bien es cierto lo que señala de las marchas, la mayor parte de ellas son organizadas sin razón por parte de las huestes del partido que lo llevó al poder.
Miguel Ángel Mancera pretende ahora sacar raja política de un problema al que siempre le huyó. Desde el momento en que los maestros llegaron a la Ciudad de México abdicó de su responsabilidad de aplicar la ley supeditando el interés general a los intereses bastardos de la CNTE porque sus agremiados militan en el PRD, por cierto el partido que lo llevó al poder y en el que sigue militando y pretendiendo manipular aunque no se haya afiliado, con tal de que su otrora jefe, Marcelo Ebrard Casaubon, no alcance la candidatura presidencial. Vergüenza debiera darle hacer tal petición al señor Mancera, pero además sigue mostrando que por el momento no existen las condiciones para que el asiento de los poderes federales cambie de estatus jurídico y tenga su propia Constitución. Pobre DF con tantos maestros y gobernantes timoratos. Al tiempo.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.