He recorrido muchos de los lugares mágicos que tiene la Ciudad de México porque disfruto el juego de colores de sus rincones, la maravillosa arquitectura de sus barrios que van desde lo colonial, pasando por lo clásico y en algunas ocasiones al modernista, aunque el género arquitectónico de concreto armado no sea de mi particular gusto. Ni qué decir de sus olores, porque cada lugar tiene algo especial que motiva al olfato a recordar viejas esencias que parecieran haber quedado impregnadas en sus calles, banquetas y colonias.
“Camino por Narvarte, Polanco y Coyoacán, mi anhelo de encontrarte me lleva al Pedregal, camino por Guerrero, La Villa y Tizapán, por la Colonia Obrera, y no te puedo hallar…” Así dice la canción de la Sonora Santanera que inmortalizara la aguardentosa voz de Silvestre Mercado.
Por lo que respecta a los sabores, cada colonia, cada pueblo, villa, barrio, manzana o calle, guarda esa particularidad de los tacos de suadero, las quesadillas de chicharrón, las tostadas de pata, las aguas frescas o el tepache. Las flautas de “Las Mugrosas” en Peralvillo, el café de “El Convento” y las tostadas del mercado en Coyoacán, la Pancita en Portales, Las Tortas de La Hacienda en Gustavo A. Madero, los tacos de carnitas en “El Rincón Tarasco” en la Escandón, la barbacoa en Azcapotzalco, los mariscos en Santa Julia, y tantas cosas más que tiene la Ciudad de México. Todo ello ha provocado que mis papilas gustativas realicen una memorable manifestación de júbilo cada vez que hago actos de constricción para mi diabetes y decido entrarle con ganas, fe y esperanza.
Ayer estuve en pleno centro de Xochimilco dispuesto a realizar un programa para GreenTV. Por principio de cuentas el presunto funcionario que nos explicaría el programa ambiental que pretendíamos mostrar a la audiencia, estaba ausente y nos pidió que lo esperáramos un momento que se hizo de casi una hora. Después lo mandó llamar el Jefe Delegacional a una reunión, por lo que optamos por retirarnos. Ya estando allá decidí dar un paseo por el otrora floreciente Centro Histórico de Xochimilco. Y digo otrora porque ahora Xochimilco está convertido en un verdadero muladar, en un lugar donde se hacinan comerciantes de la vía pública que ya tomaron la explanada delegacional con sus fritangas y venta de artículos de piratería solapados por el gobierno perredista.
Las calles están sucias, malolientes, con mucha basura y un tráfico endemoniado a causa del número de microbuses y camiones que transitan por la parte céntrica. En una pequeña cuadra pude contar catorce microbuses y tres camiones, y no existe poder humano que los meta en cintura al igual que los ambulantes que ya colocaron estructuras metálicas en la explanada delegacional. Supongo que el imbécil que lo permitió o es el Delegado o el Subdirector de la Vía Pública. En cualquiera de los casos debe haber corrupción e impunidad. La desvergüenza de Miguel Ángel Cámara es brutal y la incompetencia manifiesta. Se está encargando de llevar a la destrucción a uno de los otrora barrios más longevos de la Ciudad de México, y si no hay servicios es quizá porque se está robando el dinero. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.