NUESTRA MALDITA POBREZA

sinpunto

Campesinos, peones, obreros, artesanos, albañiles, trabajadores, arrieros, jornaleros, y un sinfín de elementos de los estratos sociales más bajos, son el gran ejército de “jodidos” que tiene este país, esos a los que nunca hemos reivindicado y que siguen engrosando las cifras de la pobreza. Para decirlo de otra forma, las prédicas reivindicatorias de políticos y gobernantes han sido solamente mentiras.

La CEPAL, analizó la pobreza en once países de América Latina, y el resultado es que México fue el único país donde la pobreza aumentó pasando de 36.3% en 2011 a 37.1% en 2012. Esto quiere decir que un millón de personas pasaron a engrosar las filas de la pobreza en México, y que se concentró más en el medio rural.

Según datos del Coneval, la pobreza alimentaria se presenta cuando una familia sobrevive con un dólar y sesenta centavos por día, se presenta en 30.9 por ciento de la población rural y 12 por ciento zonas urbanas. La pobreza de patrimonio, que es aquella en la que las personas tienen problemas para acceder a una casa o a un medio de transporte, se presenta en el 63.3 por ciento en las zonas rurales, y 45 por ciento en zonas urbanas. Por lo que corresponde a la pobreza de capacidades, que se refiere a la carencia del ingreso para satisfacer el alimento y la vivienda, 42.2 por ciento está en las zonas rurales y 20.7 por ciento en las zonas urbanas. A ello hay que sumar que la economía decrecerá este año, lo que quiere decir que aumentará el desempleo y por consecuencia la pobreza.

México ha dejado de ser un país de clase media porque ahora la clase baja abarca 55 por ciento de su población, la media el 40 por ciento, y la alta solamente el 5 por ciento. La distribución del ingreso ha sido el mayor problema de este país, y es el mismo desde hace varias décadas. Los niveles de pobreza se incrementan exponencialmente y nuestros gobernantes no han encontrado la fórmula para detenerlos. Cuando abandonamos el “Estado de Bienestar” presionados por el entorno internacional, no estaban preparados para conducir al país frente al reto del libre comercio, y muchos menos los simples trabajadores, que fueron los que padecieron los estragos de la liberalización de los mercados encontrando solamente un camino: el empobrecimiento.

Desde entonces México presenta un mercado interno estrecho y carente de una demanda adecuada a causa de la pobreza de la mayor parte de su población. Nuestra realidad indica que son pocos los que tienen acceso a la adquisición de bienes y servicios, y esa contracción del gasto contrae la economía. Según la CEPAL 57 millones de mexicanos, el 51 por ciento de la población, viven en condiciones de pobreza. Tampoco hemos puesto mucha atención en solucionar uno de nuestros grandes males: reducir las actividades monopólicas e impulsar la pequeña y mediana empresa. Las leyes no sirven y los encargados de su aplicación prefieren hacerse de la vista gorda ante las presiones de los poderosos, y eso provoca el incremento de la desigualdad. Adam Smith decía que quien tiene poder político no tiene poder económico, y quien tiene poder económico siempre tendrá poder político. Quizá por ello algunos han señalado que la corrupción no es parte del sistema, es el sistema mismo. Al tiempo.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.