Silvano Aureoles Conejo, Coordinador Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática en la Cámara de Diputados, señaló al Presidente de la Mesa Directiva, el queretano Ricardo Anaya, “no hay necesidad de atropellar el proceso legislativo”, con lo que pretendía que el dictamen de la Reforma Energética proveniente de la
Cámara de Senadores fuera enviado a comisiones y no fuera llevado al pleno en primera instancia. Al señor Aureoles le correspondió tratar de enderezar el entuerto ocasionado por uno de los grupos radicales del perredismo. Los golpes se sucedieron incluso contra legisladores de otros partidos, particularmente con los tricolores que fueron echados del recinto con lujo de violencia.
El odio acumulado por los anarquistas del Sol Azteca afloró entre quienes presuntamente fueron elegidos para discutir y proponer y no para agredir a quienes no comulgan con su forma de pensar, sus intereses, o su discurso. En lo particular me extraña que Carlos Reyes Gámiz, quien ahora funge como vocero de la fracción perredista en San Lázaro, haya participado en esa intentona golpista para evitar el debate en torno a uno de los temas más sentidos del país. Lo único que demostró es que a los miembros de la izquierda les faltan ideas para sostener un debate y les sobra calle y violencia. Si bien es cierto que las pasiones forman parte de la vehemencia con la que se defienden las posiciones en el sistema parlamentario mexicano, las ideas y las intervenciones verbales son las que tienen que estar por encima de los gritos y manotazos con que los perredistas pretendieron ponerse por encima.
En todas las democracias del mundo las mayorías son las que deciden el rumbo de las decisiones sin dejar de escuchar la opinión de las minorías, como tiene que ser, pero de ahí a intentar imponerse por la fuerza pretendiendo irracionalmente que las cosas sean como se los mandata su dirigencia, o los liderazgos grupales, me parece que se aparta de cualquier concepción de civilidad y de los procedimientos democráticos que nos hemos dado los mexicanos después de muchas luchas contra el autoritarismo.
Lo previsible es que sean ratificados los términos de la reforma energética tal y como como salieron del Senado de la República, porque antes de la discusión la propuesta fue consensuada entre panistas, tricolores y verdes. Las bajas pasiones mostradas por los miembros de la bancada perredista distan mucho de satisfacer el mandato ciudadano, por el contrario, seguramente les restará bastantes adeptos, pero los diputados saben que la voluntad de quienes lideran a las tribus están por encima de la democracia. A ellos satisfacen porque ellos son quienes deciden quienes van y quienes no a ocupar las curules. Así de simple se explica este episodio del vandalismo parlamentario perredista. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.