Los bandos se definieron ahora entre quienes visualizaron la necesidad de modificar el papel del Estado Mexicano en torno a sus recursos no renovables, y los retardatarios que se quedaron anclados en ese pasado añorante de los tiempos en que las dictaduras socialistas controlaban la mitad del mundo.
El progresismo se ha asociado a las ideologías de izquierda, pero hay que señalar que las izquierdas guardan connotaciones distintas de conformidad a la ubicación geográfica, al grado de avance cultural de la sociedad, y hasta el perfil de sus principales liderazgos.
Por lo que corresponde a la izquierda mexicana, ante la caída de la “Cortina de Hierro” y los procesos de democratización en los estados que conformaban la Unión Soviética, se quedaron sin un modelo a seguir y decidieron sumarse a esa “rara” expresión de dictadura populista revestida de socialismo para los gobernados y capitalismo para los gobernantes. Desde hace algunos años Venezuela ha venido suministrando recursos para subvertir el orden en México, pero aquel a quien le apostaron los estrategas de la “Revolución Bolivariana” se quedó en el camino y abandonó el proyecto.
El extravío de la izquierda fue evidente durante los procesos de construcción, negociación y votación de las llamadas reformas estructurales, pues resultó más un juego de intereses que la búsqueda de una definición ideológica a la hora de construirlas. Cuando se iniciaron las negociaciones dentro del Pacto Por México para la estructuración de la Reforma Energética, Cuauhtémoc Cárdenas salió del olvido y se apoderó de la conciencia colectiva de las corrientes internas, por lo que “los Chuchos” tuvieron que dejar la negociación con los demás partidos para evitar el aislamiento. El posicionamiento de las izquierdas resultó radical y aberrante porque se negaron a una posible negociación, y fueron por el todo o nada apostándole a la movilización social y a la presión como en otras ocasiones. Esta vez las cosas no les salieron como pensaron, y antes que fortalecer la lucha en las calles que encabezaba el Movimiento de Regeneración Nacional o Andrés Manuel López Obrador, decidieron apropiarse del resultado exigiendo una consulta pública no reglamentada que se les quedó en el camino.
Las amenazas no tuvieron el mismo efecto de ocasiones anteriores, Los cercos al senado de la República y toma del recinto de sesiones de la Cámara de Diputados fue la evidencia de la desesperación que cundió entre perredistas, petistas y convergentes. La izquierda se ancló en el populismo chavista y dejó de visualizar ese progresismo que solamente dibujó en el discurso y que fue utilizado por panistas y tricolores para realizar una reforma de avanzada que fortalecerá las finanzas del Estado y comenzará a dar resultados en menos de tres años, es decir, antes de la siguiente elección presidencial. Los progresistas del discurso resultaron practicantes de las doctrinas del pasado, o lo que es lo mismo: la izquierda mexicana perdió el rumbo y se quedó anclada en Sudamérica. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.