Hace algunos años saqué dinero de un cajero ubicado en una sucursal de Bancomer en las calles de la avenida Reforma, en pleno centro de la Ciudad de México.
La intención era pagar una tarjeta de crédito, por lo que la comodidad de disponer de dinero de forma inmediata y no esperar a que el cajero me lo ministrara fue algo que nunca podré olvidar. La cantidad de dinero solicitada me fue entregada por el cajero en billetes de doscientos pesos, por lo que una vez realizada la operación me encamine hacia la fila en que ser asignaría una caja, para llevar a cabo la operación de pago de mi tarjeta de crédito. Me apersone frente a un cajero a quien le entregue el número de mi tarjeta de crédito y el dinero que recién obtuve. El funcionario bancario se retiró un instante y después regreso con otro elemento del personal, y simplemente me dijeron que estaba yo cometiendo un delito de índole federal ya que uno de los billetes entregados era falso.
Lo preocupante pasa mi fue cuando ambos elementos procedieron a llamar a uno de los policías que resguardaban la sucursal, por lo que solicite que llamarán al Gerente toda vez que el presunto billete falso había sido proporcionado por el cajero automático que se encontraba en la misma sucursal. Cuando enunciaron que tendría yo que esperar a la llegada de los peritos bancarios para que determinarán la falsedad del billete que nunca me fue mostrado siquiera, comencé a realizar un escándalo que hizo que muchos de los clientes se indignaran ante lo autoritario de los empleados y se manifestaran en mi favor. Cuando exigí una copia del video tomado de la cámara de seguridad para comprobar la procedencia del billete, y ante la amenaza de una demanda por daño moral y el resarcimiento de mi honorabilidad a través de una cantidad millonaria, los señores decidieron desistir de su propósito de culparme. De no ser abogado, seguramente hubiera pasado yo una buena temporada en la cárcel.
Esperanza Reyes fue condenada a pasar seis años en la cárcel por haber pagado un cuaderno para uno de sus hijos con un billete de cien pesos que resulto falso. La posibilidad de que a cualquiera de nosotros le den un billete falso de cualquier denominación es alta, y pareciera mentira que una persona como Esperanza Reyes haya pasado parte de su sentencia en Las Islas Marías, la colonia penal de más negra memoria que se tenga en los anales penitenciarios del país, como si hubiera sido una peligrosa delincuente. Ni ella mi yo somos especialistas en las particularidades del papel moneda, pero insisto, yo soy abogado y supe defenderme en su momento, pero esperanza no, y tuvo que cumplir los seis años de su condena. Esa es una brutal injusticia por donde se le quiera ver.
Adriana Manzanares es una mujer indígena que fue abandonada por su marido que se trasladó a Estados Unidos para buscar mejores oportunidades de vida. Seguramente allá encontró con quien suplirla y las precariedades que padeció en su tierra natal lo desistieron de regresar, abandonando también a sus hijos. Adriana hizo lo que haría cualquier mujer abandonada, entregarse a las promesas de otro hombre, quien la embarazo. Adriana tuvo un aborto espontáneo, y eso basto para que su propio padre la entregara a las autoridades tradicionales de su pueblo, que nada tienen que ver con las autoridades civiles. Después de que la turba decidió darle como escarmiento una brutal golpiza, la entrego al Ministerio Público, quien la consigno por homicidio. Fue condenada a muchos años de cárcel por juzgadores ciegos que solamente hicieron eco de la injusticia cometida por una turba iletrada. Después de siete años, Adriana fue liberada y pudo recuperar a sus hijos. Se alejó del pueblo que la vio nacer y de su padre quien la condeno también injustamente.
Esperanza y Adriana son dos ejemplos claros de lo que pasa con la forma en que los juzgadores aplican leyes injustas en casos donde la injusticia es evidente. La pregunta que yo me hago es ?quien resarcirá el tiempo y el sufrimiento que Esperanza paso en Las Islas Marías, y las noches de abandono a la que la enviaron juzgadores de una justicia que tiene mucho de inhumana y poco de congruencia? ?Quien repondrá el tiempo que Adriana dejo de ver a sus hijos por la injusticia de su reclusión durante siete años? ? Quien le resarcirá la dignidad a a ambas mujeres que ahora son el emblema de la injusticia que la justicia de los hombres ha cometido con ellas? ? Cuantas más habrá en la misma circunstancia? Ese es el problema de la aplicación de leyes obsoletas por juzgadores impreparados que poco tienen de humanidad y mucho de corruptos. Mientras tanto los homicidas, los narcotraficantes, los defraudadores, y muchos ejemplares más, en plena libertad. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.