Sin lugar a dudas el crimen organizado se ha convertido en parte de nuestra cotidianeidad, y creo que seguirá haciéndolo durante mucho tiempo más a causa de la desidia colectiva por hacer crecer nuestra exigencia de leyes más severas para castigar la corrupción, y el consecuente castigo cada tres años contra los partidos que solapen las conductas impropias de sus principales miembros. México está inmerso en uno de los momentos más difíciles de su historia a causa de que gran parte de sus sectores sociales han adquirido la particularidad de la búsqueda de la riqueza por métodos fuera de la ley, y en algunos casos mediante un brutal cinismo producto de la complicidad de muchos. Pocos son los casos en que los funcionarios públicos realizan actos fuera de la ley de forma individual, y ahora es común que los grupos delincuenciales que operan en las estructuras gubernamentales sean numerosos.
Durante las dos gestiones que encabezaron los blanquiazules en el Gobierno Federal, pudimos observar una nueva forma de colusión y nuevos mecanismos de disposición de los caudales públicos sin intentar siquiera encontrar justificantes como antaño. Producto de ello es que Vicente Fox nunca dio cuenta del dinero que se obtuvo por los excedentes petroleros que hubo durante su mandato, y que provocó que la cuenta pública del 2002 haya sido rechazada. Dicen los especialistas que fueron más de doscientos setenta mil millones de dólares. La pregunta es: ¿a qué fue destinado tanto dinero? La respuesta quizá no la logremos encontrar, pero si sabemos que ha sido el robo más descarado de nuestra historia como país.
Ni qué decir de los más de doscientos ochenta y cinco mil millones de pesos cuyo destino se desconoce y que desaparecieron durante la administración de Felipe Calderón Hinojosa. Fue la Auditoría Superior de la Federación la que dio a conocer el monto sin que hasta ahora el expresidente haya sido molestado con el pétalo de una investigación ministerial, y creo que la impunidad seguirá por mucho tiempo porque no habrá quien quiera que un exmandatario caiga en la cárcel ya que sentaría un mal precedente. Pero no fue tan sólo Felipe Calderón, fueron muchos los que se involucraron y coludieron con el crimen organizado y con las bandas del narcotráfico. La delgada línea entre lo legal y lo ilegal desapareció, dando paso a la cínica impunidad.
Independientemente de los negocios que se realizan al amparo del poder, aquellos que resultaron beneficiados por las concesiones que les entregaron los hombres del poder mantienen ahora cínicos diferendos en los medios de comunicación. La reyerta protagonizada por Carlos Slim, Ricardo Salinas Pliego y Emilio Azcárraga resulta absurda y cínica. Cuando el señor Slim publica en todos los medios de comunicación impresos que las utilidades de las telefónicas que comandan los dos magnates de la televisión ascendían a dos mil millones de pesos por año antes de su asociación, demuestra de qué tamaño son los negocios que les entregaron nuestros gobernantes de antaño, y la desfachatez para hacerlo del conocimiento de todos los mexicanos sin detenerse a pensar que ello significa una grave ofensa. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.