LOS TIEMPOS DEL PAÍS Y LOS TIEMPOS POLITICOS

sinpunto

Pareciera que nuestros conspicuos políticos no han logrado entender que los tiempos del país no son los mismos que los tiempos que ellos le pretenden imponer al país. Una cosa es la necesidad de plantearse las cosas de acuerdo a la conveniencia política, y otra es la urgencia de más de la mitad de los mexicanos por alcanzar mejores estadios de bienestar porque sus prioridades no

están siendo cubiertas a cabalidad por las circunstancias actuales. México necesita con urgencia un viraje en la economía que le permita a los deciles más bajos solucionar sus principales problemas, esos que en la mayor parte de las veces incluyen la subsistencia alimentaria. Nuestra realidad apunta a que la mitad de la población está en situación de pobreza, y uno de cada cinco mexicanos en pobreza alimentaria, es decir, que solamente consume alimento una o dos veces por día.

Hasta ahora nuestros representantes populares están metidos en una dinámica que obedece más a los tiempos políticos de cada partido que a las necesidades de los cuasimenesterosos hombres y mujeres que difícilmente alcanzan a llevarles un mendrugo de pan a sus hijos. El Presidente Enrique Peña Nieto tuvo la habilidad de consensuar voluntades para estructurar las reformas constitucionales que le urgían al país desde hace poco más de veinte años, y que fueron postergadas a causa de las confrontaciones y reyertas políticas entre las tres principales fuerzas. Cuando el PRI perdió la mayoría en el Congreso Ernesto Zedillo Ponce de León tuvo que apechugar y sonreír ante los excesos de un agigantado Porfirio Muñoz Ledo que le espetó una paráfrasis del juramento aragonés que hacían los reyes de los siglos XVI a XVII.

Los tiempos de los partidos políticos no corresponden a los tiempos de la gente y la nación por la simple razón de que panistas y perredistas están enfrascados en una lucha interna por el control de las directivas, y que ésta impide a los grupos y corrientes internas entrar de lleno en las definiciones de lo que se requiere para seguir avanzando. Hasta ahora quienes encabezan esas corrientes no se han dado cuenta que su actitud está generando un brutal daño a los sectores menos favorecidos por las actuales disposiciones legales en materia económica, de competencia, de telecomunicaciones y política.

Los tiempos de las huestes de Ernesto Cordero y Gustavo Madero no son los mismos que los tiempos de la gente, y mucho menos que los tiempos del país, pero ellos están empecinados en privilegiar sus tiempos antes que velar por el interés nacional y el de la mayor parte de los mexicanos. No sé si Cordero o Madero hayan reparado en ello, pero las actitudes de quienes encabezan cada uno de los grupos que se disputan la dirigencia nacional son inversamente proporcionales a los intereses de la mayor parte de los mexicanos. Javier Lozano da muestra de que los mexicanos les importamos un cacahuate cuando anuncia que la reforma en materia de Telecomunicaciones será postergada hasta junio. Rodolfo Dorador, diputado, anunció que no darán al gobierno las reformas de telecomunicaciones y energética si antes no se aprueba la reforma electoral. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.