Sin lugar a dudas la irresponsabilidad de nuestros congresistas raya en la cínica complicidad. Me parece brutalmente lesivo para el país que se anteponga el interés de los institutos políticos y de los grupos que los encumbraron antes que el de los ciudadanos. México necesitaba desde hace tiempo mayorías estables para
tomar decisiones desde el Congreso, y el Pacto Por México fue el vehículo para el diseño de las reformas constitucionales que marcaron prioridades. Los resultados auguraban una exitosa segunda etapa, y entre las más importantes se enlistaron las de telecomunicaciones, la hacendaria y la energética. Con lo que no contábamos es que los tiempos de los mexicanos no son los tiempos de nuestros políticos.
La decisión del Instituto Federal de Telecomunicaciones de posponer por tres meses el inicio de los trabajos preliminares para la licitación de dos canales de televisión abierta es producto de la rapiña con la que se han conducido las fracciones parlamentarias en el congreso. Ahora las diferencias políticas se agudizarán cuando las oposiciones entiendan que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes deberá entregar 14 millones de pantallas digitales a la población antes del 31 de diciembre. Seguramente será calificada como una maniobra electorera para la cooptación del voto en las elecciones intermedias, pero si el Gobierno cede y posterga la entrega se convertirá en rehén de las oposiciones y no logrará nada de ellas en lo que resta del sexenio. A pesar de ello el Presidente Peña Nieto confió en la palabra de los líderes partidistas.
La buena fe del Mandatario fue manifiesta, porque de haber utilizado el recurso de las "Iniciativas Preferentes" los congresistas habrían tenido que hacer su trabajo, aunque ello tampoco significa que los alcances del Pacto Por México llegaran al final a buen término. Por mucho que se diga que la política es el arte de lo posible, lo que hasta ahora ha sido posible es distinto a lo que el país necesita. No es que desde Los Pinos se pretenda gobernar por consensos, solamente que el Presidente de la República ha privilegiado por encima de todo, mantener su palabra, pero el comportamiento de los líderes partidistas habla de que la finalidad inmediata es el descarrilamiento del Pacto por México para que no se convierta en la principal razón del posible triunfo del PRI en las elecciones intermedias.
La perfidia de Gustavo Madero y Jesús Zambrano resulta evidente. Los tiempos de los mexicanos tienen que supeditarse nuevamente a los tiempos de los intereses políticos. Los tiempos de los idealistas que dicen defender la soberanía petrolera y que a la menor provocación viven felices cuando logran ser incluidos en el presupuesto público, están por encima de los intereses de cerca de cincuenta millones de mexicanos que están en los niveles de pobreza. Esa es la pobreza de los que en su rica mendicidad pretenden colocar al país y a su gobierno de rodillas ante sus bastardos intereses ocultos. Pobre México. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.