Gustavo Madero Muñoz inició con el pie izquierdo su segundo mandato al frente del Partido Acción Nacional. Y no es que al señor Madero le guste hacer el ridículo, lo que pasa es que después de los estropicios causados por Felipe Calderón al frente de la Presidencia de la República cualquier dirigente tiene que hacer circo, maroma y teatro para reposicionar a un panismo alicaído, derrotado, destrozado, confrontado internamente, desvinculado de la militancia, y por si eso fuera poco, con muchos intereses por parte de
las clases dirigentes. Para decirlo de otra forma, hace tiempo que el panismo está en crisis, una crisis muy fuerte que ha provocado que un gran número de militantes hayan optado por el retiro, por aliarse a otras fuerzas políticas, o alejarse hasta en tanto se lleve a cabo una reconstrucción acorde a los postulados que le dieron origen y destino.
Gustavo Madero ganó la elección interna, pero eso no quiere decir que fue un triunfo rotundo porque Ernesto Cordero nunca creció lo suficiente como para hacerle sombra pese al apoyo que Felipe Calderón le otorgó maniobrando en esas estructuras que todavía se mantienen con aquellos que lo llevaron a ganar la candidatura presidencial. El señor Madero ganó por la animadversión que con mucho esfuerzo construyó el expresidente entre sus correligionarios, y por el desgaste provocado por una estrategia de seguridad que baño en sangre país. Cordero nunca tuvo la posibilidad de preocupar siquiera a los estrategas del señor Madero porque su crecimiento político fue producto del impulso del señor Calderón. Para decirlo de otra forma, un liderazgo no se forja por decreto, y mucho menos se construye de la noche a la mañana. Pero también existe otra circunstancia, y es que el apellido Madero sigue pesando mucho para la militancia por lo que significa en la historia del país.
Gustavo Madero inició con el pie izquierdo su mandato porque las cosas no le salieron como pensaba en Nayarit. La estrategia diseñada para denunciar anticipadamente presuntos hechos cometidos por el Gobernador Roberto Sandoval no hicieron mella en los electores. El resultado no fue el que Madero esperaba y mucho menos el que asumía anticipadamente el líder del partido del Sol Azteca. Aquel a quien vituperaron en las últimas semanas, y que guardó la compostura frente a los dicterios propios de un liderazgo disminuido aunque renovado, fue más efectivo a la hora de dar resultados.
Roberto Sandoval entregó mejores cuentas a su partido, y conserva la mayor parte de las posiciones en disputa, y eso no es producto de la casualidad. Hasta ahora los nayaritas reconocen el trabajo que ha realizado estos años y aprueban su gestión al frente del gobierno. Denunciar sin pruebas ha sido la constante en cada elección que se realiza en el país, y esta no fue la excepción. La acusación de compra de votos sin tener pruebas evidencia desesperación de aquellos a quienes les urge alcanzar al menos pequeñas victorias para incentivar a su militancia. El perredismo sale menos dañado de la contienda, y madero sufre su primer descalabro. Las acusaciones seguirán porque no tiene otro camino para justificar su liderazgo. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.