José Ortega y Gasset escribió alguna vez que "la moral es una cualidad matemática: es la exactitud aplicada a la valoración ética de las acciones". Y eso es lo que hace falta con frecuencia en la vida pública, porque pareciera que el ejercicio político debe estar exento de limitaciones morales. La corrupción erosiona los actos de autoridad y provoca una brutal carencia de
credibilidad en los gobernados, pero también genera una carencia de respeto por la norma jurídica y el olvido de los principios. Una de las causas de la pobreza, y quizá del enquistamiento de la miseria en algunas partes del país, es la carencia de procesos educativos que a través de la transferencia y aprendizaje de conocimientos preparen a los mexicanos del futuro para que puedan satisfacer sus necesidades. Por eso la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la Organización de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, señala en su Artículo 26 que "Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada. El acceso a los estudios superiores será igual para todos en función de los méritos respectivos".
Nuestra lamentable realidad es que dos de cada diez maestros de secundaria aseguran no sentirse preparados "en lo absoluto" para dar los contenidos de las asignaturas en las escuelas. De acuerdo a la encuesta TALIS que se aplicó en 2013 a nivel secundaria en 31 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, México quedó en el último sitio de los 34 miembros, y en la posición 53 de entre los 65 países que hicieron la prueba, lo que significa que están por debajo de las capacidades mínimas necesarias para ejercer el pensamiento cognitivo.
Con todo y eso, en la capital del país los "honorables" miembros de la izquierda mexicana, diputados locales del Partido de la Revolución Democrática, Movimiento Ciudadano y representantes de los sectores docente, administrativo y estudiantil, se pronunciaron en contra de la Reforma Educativa y su marco regulatorio aprobada en el Congreso de la Unión, ya que según afirma la titular de la Comisión de Educación de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, Yuriri Ayala, tiene efectos negativos sobre el Instituto de Educación Media Superior del Distrito Federal.
Habrá que de ir que la "respetable" diputada local Yuriri Ayala es alumna de la carrera de Comunicación y Cultura Universidad Autónoma de la Ciudad de México, y que en ocho años solamente ha logrado acreditar dos semestres, lo que le bastó para que fuera elegida titular de tan preciada e importante cartera legislativa. Esa es la mejor muestra del porqué este país sigue acumulando pobres, por la ignorancia supina de quienes presuntamente elaboran leyes para que los mexicanos tengamos mejores condiciones de vida. Por cierto, pertenece a la misma corriente que los miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Por eso seguimos teniendo tantos pobres. Al tiempo. vladimir.galeana @yahoo.com.mx