Enrique Peña Nieto llegó a la Presidencia de la República con un margen que superaba por más de tres millones de votos a su más cercano opositor, pero no fue suficiente. Con todo y que alcanzo quince millones de votos, sigue despertando desconfianza en muchos sectores poblacionales, pero hay algo que debemos reconocer del señor López: esa facilidad
que tiene para seguir disponiendo de dinero público en su provecho y el activismo que desarrolla entre los sectores más bajos de la población, y para los que sigue siendo una importante esperanza. También hay que señalar que el señor López no es el causante de esa maldita pobreza que se nos acumulo al paso de los años y que pareciera ya un mal endémico de este país. Son muchos los factores que nos hicieron llegar a donde estamos, y es la suma de los errores, lenidad, corrupción e ineficiencia.
Enrique Peña Nieto tiene muy claro lo que México necesita, pero han sido muchos años de acumulación vicios, corrupción, hurtos, saqueos, pero sobre todo de ineficacia, descuido e indiferencia. México requiere con urgencia buenas noticias. El señor Peña Nieto negocio y pidió a todas las fuerzas políticas reformas que permitan al país salir del estancamiento, pero se han tardado casi dos años en entregárselas y eso acorta el tiempo que dispone para rendirle cuentas a los mexicanos. Por desgracia no se puede abatir la pobreza con un decreto. Para colmo de males las expectativas de crecimiento regresaron a nuestra lastimosa realidad de los últimos treinta años. Algo no está funcionando bien en el país, y no podremos acelerar el paso porque la maquinaria que diseñamos no da para más. Por eso la búsqueda de elementos que nos permitan ensayar nuevas fórmulas de crecimiento y desarrollo.
El problema es que nunca nos hemos puesto de acuerdo y cada facción intenta llevar su pedazo de país por donde piensa que es el camino, y muchas veces aunque sepan que es un camino equivocado. De lo que se ha tratado siempre es de caminar, aunque no se avance. Parece que el sexenio del Presidente Enrique Peña Nieto será solamente de cuatro años. Y lo digo así porque las reformas estructurales que tanto necesitamos los mexicanos llegarán finalmente después de dos años de iniciado el sexenio. No hay plazo que no se cumpla, y el de México se cumplirá sin duda alguna, pero quizá el propósito y los resultados no se alcancen hasta después de terminado su mandato.
Claro esta que eso no es bueno para su partido porque en las dos elecciones siguientes disminuirán las expectativas del voto a causa del síndrome del fracaso que propagaran los adversarios, pero ese es el costo de intentar hacer las cosas bien y de manera diferente. Efectivamente algo no está funcionando en materia económica, pero así ha sido desde hace poco más de treinta años, y aunque nos hayamos acostumbrado a vivir mal no podemos acostumbrarnos al fracaso. Todos sabemos que México necesita cambios y el señor Peña ha sido el único que se ha arriesgado a buscarlos y ponerlos en práctica. Seguramente se le acabará el tiempo, pero no le podrá ser negado el crédito por los resultados. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.