Sin lugar a dudas las cosas han cambiado mucho en este país en los últimos años. Pero esto no quiere decir que ya somos una nación con los mejores hombres y mujeres que se dedican a la política, y aunque hemos avanzado sustancialmente me parece que las cosas no cambiarán en el corto plazo. Y no es que sea irrealizable esa
esperanza que tenemos los mexicanos de contar con políticos profesionales, serios, eficientes, limpios, y entregados en cuerpo y alma a la tarea de servir. Claro está que muchos de los funcionarios actuales me dirán que soy muy exigente, pero es que para eso les pagamos. Y no ganan cualquier cosa, pues la discrecionalidad con la que se conducen los coloca ente los que mejores emolumentos reciben en el continente. Ahora la paridad de género propiciara que las mujeres tengan que prepararse más y superarse para alcanzar lo que los hombres no han logrado: eficiencia y decencia.
Quiero referirme a un político que en las últimas semanas ha demostrado que sabe ejercer el poder y que sabe para que sirve el dinero del poder. Y no es que sea un ejemplo de pulcritud, pero las cosas que ha hecho demuestran que le importa un comino lo que pensemos de él y de sus familiares. Este sujeto se llama Guillermo Padrés y trabaja de Gobernador de Sonora. Simplemente por este hecho debiera intentar al menos que la gente lo recuerde como un hombre de honor y que cumplió a cabalidad con eso de guardar y hacer guardar la Constitución de Sonora. Claro está que ese escenario debiera ser lo óptimo, pero nuestra cruda realidad indica que estamos frente a otro cínico y fascineroso ejemplar de la fauna nociva de la política mexicana.
Dicen que cuando alguien dispone de lo que no es suyo, comete un delito. El señor Padrés se mandó a hacer una presa para aprovechar el agua, por cierto un recurso de la Federación, en su beneficio y el de su familia. Sonora es un estado semidesértico y por consiguiente el agua es un lujo y un tesoro. Cuando el señor Padrés se mandó a hacer esa presa para retener el vital líquido y regar las setecientas hectáreas de nogales que detenta, mismo lugar que ha convertido en un vergel, es que se ha robado el agua que primero corresponde a la Federación, y después que la Federación debió repartir entre sus coterráneos. Para decirlo de otra forma, Guillermo Padrés, quien debiera ser probo y honesto como gobernador de Sonora, se ha dedicado a robarle el vital líquido a muchos de sus coterráneos.
No conforme con ello, encarcela al vocero de la Tribu Yaqui que defiende el agua que les ha correspondido por siglos y que se quiere llevar para alimentar un acuífero en Hermosillo. Insisto se roba el agua de los sonorenses, y encarcela a quien defiende el vital líquido de una de las etnias más importantes del país. Ahora su hermano salió a decir que una tormenta provoco que la cortina de la presa familiar se cayera. Aparte de ladrón el señor Padrés es un redomado mentiroso. Mandó dinamitar la presa para evitar ser acusado por la Federación de aprovechamientos del vital líquido sin el permiso correspondiente, delito que merece cárcel ni más ni menos. Lo que es no tener principios ni vergüenza. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.