El enigma

SINGLADURA

Sucedió lo impredecible y aún lo increíble: Donald Trump es el virtual presidente electo de Estados Unidos. Una vez más, la realidad supera la ficción. Se consumó el realismo mágico y lo paradójico es que esto ocurrió nada menos que en Estados Unidos.

¿Los efectos? Aún se desconocen. La noche del martes 8 de noviembre marcará el estreno de una época colmada de incertidumbre para el mundo. El desplome de los índices bursátiles y las monedas, entre ellas el peso mexicano,  fueron apenas el primer impacto de la sorpresiva victoria del “magnate del ladrillo”. Es el precio de la zona de  incertidumbre en la que Trump colocó al mundo en cosa de horas.

México será con mucho el país que casi seguramente resentirá algunos de los peores efectos del triunfo del republicano. Y no será una sorpresa.  A lo largo de su historia, Estados Unidos ha resultado el país que más agresiones ha perpetrado contra México. Baste recordar por citar un caso la agresión de 1847, sellada en los tratados de Guadalupe-Hidalgo de 1848. Pero estas agresiones se han reproducido una y otra y muchas veces más.

¿Qué viene para México? Una acentuación de sus problemas, que no son pocos, y que conocemos  bien, entre ellos y de manera especial, el desempleo.

Hay algo sin embargo que debe destacarse y que debe llamar la atención de todos los mexicanos, en particular del gobierno del, presidente Enrique Peña y de los que le sucedan en los años por venir.

Ante la presencia de Trump en la Casa Blanca, México está obligado a acometer un esfuerzo enorme a favor de su desarrollo. Trump es un llamado de alerta máxima a los mexicanos en general. El país deberá concentrarse en cómo generar los millones de empleos que se requieren para bajar la dependencia del mercado laboral estadunidense. Se trata de un punto crítico para el país, entre otros más.

Es tiempo de reflexionar como nación y lo que ésta procura para sus propios hijos. El objetivo debe establecerse como una tarea nacional y luego cumplirse. Cada año México expulsa entre 300 y 500 mil mexicanos hacia Estados Unidos, conforme cifras de diversos estudios. El pico de este fenómeno se registró hacia la década de los 90´s en buena parte como consecuencia de la severa crisis económica, pero se estima que el número de mexicanos que sale hacia el vecino del norte ronda los 300 mil por año.

Es cierto. México requiere hoy por hoy de los más de 20 mil millones de dólares que en promedio envían cada año  los mexicanos en Estados Unidos. Entre los efectos del fenómeno Trump, éste flujo de divisas a México podría resentirse a partir de enero próximo cuando Trump releve a Barack Obama en la Casa Blanca.

Imagine usted lo que podría pasar al país si a la merma de divisas de los emigrantes, se agrega una repatriación de mexicanos en Estados Unidos, ya sea por decisión propia ante el acoso deTrump o por la deportación en masa que si podría ocurrir.

Es tiempo en consecuencia que los mexicanos, todos, empecemos a ver qué podemos hacer para resolver el problema de ir a tocar la puerta al vecino para que nos procure lo que aquí debemos resolver, que es el empleo.

Si no somos capaces de esto, no nos asombre que el vecino Trump busque quitarse de encima el problema, aun y cuando acá sigamos justificando con todos los argumentos posibles la diáspora mexicana.

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