Gangrena

Singladura

Chihuahua y Guerrero dieron la nota violenta del último fin de semana. En ambos estados murieron 23 personas en diferentes acciones armadas. Y en las faldas de la ciudad de México, en el municipio de Ecatepec, la policía arrestó a

más de 180 personas durante una operación rastrillo que se llevó a cabo a lo largo de cinco días. Cosa de ver el clima de zozobra y miedo que imperaba precisamente en Ecatepec, única vía transitable en ruta a la capital hidalguense en las últimas horas del jueves y las primeras del viernes debido al cierre de la autopista por razones poco o nada aclaradas conforme a una práctica habitual y deleznable de los gobernantes del país.

A esto se añade de manera curiosa, pero coincidente, la alerta lanzada por la arquidiócesis primada de México, según la cual el crimen organizado en el país “crece como gangrena sin amputar”.

La Iglesia Católica destaca el hecho de que “si existe poder corruptor del narco, es porque hay corrupción oficial e institucional”. ¿Será?

La lista de ejecuciones, asesinatos y ataques en ambos estados pone en claro el grado de violencia que flagela al país, así y cuando las autoridades en los tres niveles de gobierno le hayan bajado el volumen al fenómeno y aún los medios de comunicación en general estén soterrando este mismo flagelo para congraciarse con el mandante.

Pero la arquidiócesis primada puso el dedo en la llaga que supura a ratos más, a ratos menos virulenta al apuntar al crimen como el vector clave que “ejerce control en todo”.

Delicado el señalamiento del alto clero, en particular porque bien sabemos que tiene el oído cerca de la tierra y cuando apunta algo como esto, hay que poner mayor atención.

La Arquidiócesis engloba su “explicación” sobre el auge criminal que ahoga a la mayoría de los mexicanos en el concepto general de corrupción. ¿Alguien puede negarlo? Recién en los últimos días vimos lo que pasa en las cárceles mexicanas.

El director del Centro Penitenciario y Reinserción Social de Cuautitlán México, Cuauhtémoc Gutiérrez González, fue cesado al cabo de un operativo en el penal, donde miembros de la Secretaría de Seguridad del Estado de México (SSEM) decomisaron 632 objetos prohibidos, entre ellos, droga, puntas metálicas y aparatos de comunicación. ¿Corrupción? ¿Usted qué cree?

De igual forma, el director del penal de Neza Bordo, José Duarte Franco, fue destituido tras conocerse las agresiones de varios internos contra otros reclusos, que trascendieron por videos en redes sociales. La Secretaría de Seguridad dijo en un comunicado que el 20 de septiembre último, el principal agresor fue trasladado junto con dos sujetos más a diferentes penales.

Cosa de imaginar con poco esfuerzo que si esto y cosas mucho más graves pasan en las cárceles del país, que podría esperarse y aún comprobarse fuera de ellas.

Hay quienes suponen que la única forma de acabar esto, es instaurar la pena de muerte o, peor aún, importar o dejar pasar a los vecinos del norte con la extremadamente equivocada idea de que ellos si pueden y aún podrían extinguir a los malosos. Oprobiosa idea, claro, fruto de la ignorancia y el servilismo de algunos mexicanos, mal llamados así.

Se requiere, propongo, la construcción a lo largo del tiempo pero de inmediato de un estado de derecho pleno, apuntalado en instituciones sólidas y lo menos corruptibles posible, pero además el desarrollo de una educación cívica exigente y el abatimiento urgente de la profunda desigualdad económica, social y cultural que aún imperan en México. Esto último aún y cuando parezca romántico, si acaso en el mejor de los casos.

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