Ufff! Cuánta generosidad de la comisión salarial tripartita –gobierno, empleadores y sindicalistas- al anunciar un aumento diario de poco más de ocho pesos al microsalario mexicano. Si mis cuentas son exactas, el alza al minisalario a partir del uno de diciembre próximo permitirá a quienes lo perciban comprar justo un kilo de carne en las cadenas comerciales.
Tomen su kilito de carne, podría interpretarse el mensaje de la comisión tripartita a los miniasalariados del país, cuyo número rebasa los seis millones de personas conforme estimaciones diversas, es decir, más del 13 por ciento de la Población Económicamente Activa de México.
De los miniasalariados del país, más del 50 por ciento son mujeres y alrededor del 47 por ciento, hombres.
Aunque la Coparmex quiso llevar el salario mínimo mexicano a poco más de 90 pesos, la meta fracasó. El jefe del gobierno de la ciudad y aspirante presidencial principalísimo argumentó que al menos fue rota la inercia de subir uno o dos pesos el salario mínimo.
Qué alivio constituyen las palabras y sesudas explicaciones de Mancera, en particular cuando persigue con ansia la candidatura presidencial y tarde se le hace para cerrar la puerta de su despacho en el palacio del ayuntamiento a fin de dar rienda suelta a su aspiración presidencial.
Un kilito de carne de mediana calidad podrán comprar al mes con el incremento salarial los trabajadores que aún perciben un salario mínimo.
Mientras, el señor Agustín Carstens, por citar un caso, pero muchos más prohombres incrustados en la ubre gubernamental, cosecharán un pequeño aguinaldo cercano al millón de pesos. Esto antes de que el señor Carstens tome un avión en los próximos días para asentarse con toda su humanidad en Basilea, sede del banco de pagos internacionales, desde donde oteará al país, la sana distancia pues.
Y acá, en México, los miniasalariados disfrutarán al menos una vez por mes de su kilito de carne.
Un apunte final para documentar el optimismo de fin de año. De acuerdo con el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM, “Para el 16 de diciembre de 1987 un trabajador debía trabajar 4 horas y 53 minutos para adquirir todos los productos que componen la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR) en tanto que, para el 25 de abril de 2016, el mismo trabajador necesitó trabajar 23 horas y 22 minutos para comprar la CAR, es decir, en un intervalo de 29 años más que se cuadriplicó el tiempo que se requería para comprar una CAR, registrándose un incremento del 412 por ciento”. Este es el resultado de la obra y acción de los políticos y gobiernos mexicanos. Pero vamos bien ¿verdad?,
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