La crisis

Singladura

Decir que estamos en medio de una severa crisis resulta una verdad de Perogrullo. Pero hay que decirlo porque parece que el tamaño de la crisis es tal que los

gobernantes -de alguna manera hay que llamarlos- ni siquiera se dan cuenta. ¿Qué no? Mire a ver.
En el campo electoral, los competidores y quienes operan desde los cargos públicos del país a favor de tal o cual alternativa -de alguna manera hay que nombrarla- están actuando como si las cosas del país estuvieran "normales". Aquí no pasa nada, salvo la normalidad que discurre en forma cotidiana, parecen decir de manera tácita. Pero ¿es en verdad así?
Las desbandadas intrapartidos sin miramiento ni rubor alguno, trasuntan justo el desdén total por las formas como nunca antes en la historia política del país, al menos la más reciente. Estos cruzamientos de personajes tránsfugas, impensables hace sólo muy poco tiempo, indican que la "normalidad" política del país se encuentra rota.
Los tejes y manejes de los partidos y grupos políticos para trenzarse sin que importe absolutamente nada ya resulta normal, aun y cuando no lo sea en absoluto.
¿Cómo puede ser normal el borramiento de cualquier límite o frontera conceptual, ideológica y programática? ¿Es normal que los ciudadanos ni siquieran sepan hoy día quién es quién entre los competidores? ¿Por quién votarán? ¿Cómo precisarlo o al menos tenerlo medianamente claro cuando el principal partido en el gobierno, el PRI, abre la puerta a un ´outsider´ con miras a postularlo? ¿y cuándo antes, un virtual abanderado partidista, planteó a sus presuntos simpatizantes, que ya no correligionarios, que lo hicieran suyo? Los tiempos son absolutamente anormales, nos demos o no cuenta de ello. Podría argumentarse que estamos ante "nuevos tiempos", o que se requiere echar mano de la innovación. Pero no, que va. El trasfondo del tema es la persistencia de una crisis tan profunda y amplia que ni siquiera se alcanza a percibir, según creo.
Lo mismo ocurre en la esfera económica del país y aún en el tema comercial. Se niega lo evidente. ¿O cree usted que la economía nacional está mejor que nunca? ¿Qué estamos en la ruta económica adecuada? ¿Qué sólo falta el último tirón para incorporarnos a la línea de las economías más desarrolladas del planeta? ¿En verdad lo cree? Bastaría echar un vistazo a la realidad económica que está confrontando la amplia mayoría de los mexicanos para topar con la realidad más lamentable que haya vivido México en décadas.
Pero se asume, al menos desde las esferas oficiales, que el país está bien, está normal y mejora.
Algo similar se repite en el ámbito de la criminalidad, que se ha tornado parte de la normalidad nacional, el país que nos toca vivir. ¿Le parecen normales las frecuentes matanzas y el auge criminal que experimenta el país? Así estamos viviendo como si todo discurriera de manera normal.
¿Y la corrupción? Prácticamente se acepta como un hecho normal y que define nuestro ser nacional. Para qué denunciar u oponerse a ese flagelo si después de todo no pasa nada. ¿O sí?
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