Ahora que está en auge el parar o detener a los “malosos” de la película nacional, también debería hacerse algo, y pronto, para de una vez por todas frenar al bisonte que habita en la Casa Blanca, si, el tal Donald Trump.
¿Por qué lo apunto? Oiga usted, afable lector (a), este señor allá en Washington nos trae fintos a los mexicanos con el mentado Tratado de Libre Comercio Norteamericano (Tlcan), que utiliza desde hace meses como rehén para asustarnos, y más aún para amedrentar al gobierno del presidente Peña Nieto. Trump estira demasiado la liga. Bueno, de hecho, ya la rompió, pero en México seguimos (siguen) esperanzados, empeñados en apostar a una extensión del esquema comercial trilateral de manera que se evite otro golpe a México y en consecuencia al mellado gobierno saliente.
Y nadie niega que resulte válido el esfuerzo gubernamental por prolongar el Tlcan, al menos como un recurso capaz de enviar un mensaje de sosiego a los actores económicos y políticos del país hoy tan impugnados, pero además inmersos en una pelea interna por la sucesión presidencial que se torna más tensa después del primer debate entre los aspirantes a suceder al presidente Peña Nieto.
Se vale, insisto, que el gobierno del presidente Peña Nieto tenga comisionados a sus hombres de mayor confianza para que impidan el colapso del tratado comercial. Pero también hay límites y el gobierno debe fijarlos para conveniencia incluso de la propia negociación en curso con los gobiernos de Canadá y en particular de Estados Unidos.
El siempre veleidoso e impredecible Trump echa mano a la menor provocación y acaso sin ella del twitter para deshacer cualquier eventual avance en las negociaciones o, peor todavía, para imponer nuevas cuotas a México so pretexto de romper el Tlcan.
No se vale y el gobierno mexicano también debiera presionar con los instrumentos que tiene en su haber para marcar un hasta aquí. Se entiende, claro, que se trata de una decisión compleja y riesgosa, pero resulta peor el permitir que el señor Trump haga y deshaga a placer sin que pase nada.
El twit más reciente de Trump advierte ahora a México que no habrá más Tlcan si no hay antes un freno al flujo migratorio. Es la condición más reciente del inquilino de la Casa Blanca, que en los últimos meses ha sumado presión tras presión al gobierno mexicano, atenazado por las negociaciones comerciales en curso.
¿Hasta cuándo se permitirá a Trump dar manotazos en la mesa binacional? También debe ponerse un plazo como parte de la negociación. De otra forma, seguiremos lidiando con el humor cotidiano de Trump, que un día dice sí y otro no.
No es recomendable una negociación sin término, pero resulta todavía más hiriente y ofensivo que se la alargue para sumarle nuevas y cada vez peores condiciones.
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